EFECTO DE LA CIRUGÍA EN EL PACIENTE

  LICENCIATURA EN ENFERMERIA ENFERMERIA DE QUIRÓFANO Apunte N 1 Temario: Concepto de cirugía. Tipos. Fases.

  

Efectos de la cirugía en el paciente. Respuestas fisiológicas y psicológicas ante

una cirugía. Preoperatorio. Peri-operatorio. Postoperatorio. Rol de la enfermera circulante. Principios quirúrgicos básicos. Heridas. Tipos. Clasificación de heridas. Limpia, limpia- contaminada, contaminada y sucia. Cicatrización. Tipos. Fases. Complicaciones. Infección del ciclo quirúrgico.

  Lic. Marta Beatríz Rivadeneira Dr. Carlos D. Medan

  • -2015-

  PRINCIPIOS DE CIRUGÍA

  Se denomina cirugía (del "trabajo manual") a la práctica que implica manipulación mecánica de las estructuras anatómicas con un fin médico, bien sea diagnóstico, terapéutico o pronóstico. Puede ser programada (con internación o ambulatoria) o de urgencia Las cirugías comprenden diferentes fases y tipos de estilos y pueden dividirse en las siguientes fases Fase Preoperatoria: Comienza con la decisión de efectuar la intervención quirúrgica y termina con el paciente en el quirófano. En este proceso se efectúan todas las preparaciones, tanto administrativas, como clínicas del paciente sometido a una cirugía. El manejo del cuidado del paciente se planifica con base en la historia médica del paciente realizándose una valoración integral para planificar y dar comienzo a las intervenciones. Fase peri-operatoria: Comienza cuando se recibe al paciente en el quirófano, y termina cuando se pasa al paciente a la sala de recuperación. Durante este periodo es donde se realiza la anestesia y la cirugía propiamente tal. Fase Post-operatoria: Comienza con las trasferencias del operado a la sala de recuperación y termina con la valoración seriada en la clínica o en el hogar. Esta etapa puede ser variable y su tiempo está relacionado con la complejidad de la cirugía propiamente tal. La cirugía es una de las modalidades de terapia médicas más importante. Una cirugía es una experiencia estresante ya que implica una amenaza a la integridad del organismo y a veces una amenaza a la vida misma. El dolor es un elemento frecuente en los casos de cirugía, por lo tanto, una de las funciones del equipo de enfermería es ayudar a los pacientes a comprender los factores de estrés, a buscar alivio para el dolor y regresar al paciente a un funcionamiento optimo.

TIPOS DE CIRUGIAS:

  Clasificación: Se pueden clasificar según localización, extensión o propósito Localización: Pueden ser externas o internas Las cirugías externas abarcan la piel y los tejidos subyacentes, por ejemplo: las cirugías plásticas Las cirugías internas implican penetración al organismo. Las cirugías internas presentan cicatrices que pueden no ser visibles y pueden crear complicaciones. Las cirugías también se pueden clasificar en la localización, de acuerdo al sistema o parte que se ve afectado, por ejemplo: cirugías cardiovasculares, cirugías torácicas, cirugías neurológicas, etc.

  Extensión: Cirugía menor: Es aquella simple y no presenta ningún riesgo para la vida. Se puede realizar en una clínica, en un pabellón de cirugías menor, como también en el hospital. Se utiliza anestesia local, aunque en algunos casos puede usarse anestesia general. Se debe considerar que aunque el procedimiento es “menor” para el paciente puede no serlo generándoles temores y preocupaciones.

  Cirugía mayor: Es la que se lleva acabo normalmente bajo anestesia, en una sala hospitalaria. Este tipo de cirugía es mucho más seria y puede implicar un riesgo para la vida. Propósito: Cirugía diagnóstica: sirven para determinar la causa de algunos síntomas, por ejemplo: la obtención de biopsias o las laparotomías exploratorias.

  Cirugía Curativa: Su propósito es retirar la parte afectada, ejemplo una apendicectomía. Cirugía Reparadora: Se utiliza para fortalecer las áreas debilitadas, corregir las deformaciones, unir nuevamente un área separada, por ejemplo: reemplazo válvula mitral, osteosintesis Cirugías Paliativas: Se utiliza para calmar los síntomas sin curar la enfermedad, por ejemplo una gastrostomía.

  Cirugía Cosmética: El propósito es mejorar la apariencia, por ejemplo: la rinoplastia

  EFECTO DE LA CIRUGÍA EN EL PACIENTE

  Una cirugía constituye una amenaza potencial o real para la persona y por lo tanto, puede producir reacciones de estrés fisiológico y psicológico. Las reacciones fisiológicas, o el estrés fisiológico están relacionadas con la extensión de la cirugía, es decir, cuanto mayor sea la cirugía mayor será la respuesta fisiológica del organismo. Las respuestas psicológicas sin embargo no se relacionan con el procedimiento mismo más bien, son la reacción a los temores que las personas presentan ante el solo hecho de un procedimiento quirúrgico no importando su magnitud.

  Efectos de las respuestas fisiológicas a una cirugía

  Sistema nervioso simpático: Se produce vasoconstricción lo que genera que aumente la presión sanguínea derivando los flujos de sangre hacia el corazón y el cerebro. Aumento del gasto cardiaco: Permite mantener la presión sanguínea. Hay una disminución de la actividad gastrointestinal esto genera en el paciente inapetencia, dolores causado por gases y estreñimiento. Respuesta hormonal: Aumento de la secreción del grupo corticoide, esto genera la retención de sodio, a su vez aumenta la retención de agua lo que genera un aumento en el volumen sanguíneo y permite la mantención de los niveles de presión arterial. Se libera potasio (K) lo que pude generar dolores musculares y calambres en la etapa postperatoria

  Aumento en la producción de plaquetas: Las plaquetas evitan el sangrado en el proceso de coagulación pero pueden generar posibles formaciones de trombos. Una de las medidas preventivas es la deambulación precoz y la administración de heparina vía subcutánea idealmente de bajo peso molecular

  Respuestas psicológicas antes de la cirugía

  Existen diferentes formas en que las personas pueden percibir el significado de una cirugía y por lo tanto existen diferentes respuestas. Algunos temores y preocupaciones están relacionados con el temor a lo desconocido, la pérdida del control, la pérdida del amor de personas cercanas y amenazas a la sexualidad. Existen algunas reacciones especificas tales como el temor al diagnostico de una enfermedad maligna, temor a la anestesia (dormir y no volver a despertarse). También temor a la muerte, al dolor, a las desfiguraciones y cicatrices y a las limitaciones permanentes. Cualquier cirugía está relacionada con algunas de estas angustias, se transforma a una amenaza a su estilo de vida habitual y la magnitud de las reacciones del enfermo se basa en muchos factores incluidos las molestas y los sacrificios. Estos temores se expresan en forma diferente. Las creencias religiosas desempeñan un papel importante en el manejo de los temores y la ansiedad. El respeto a los valores culturales y las creencias favorecen la afinidad y la confianza. La familia al igual que el paciente pasa por los mismos temores, no porque la cirugía sea simple para nosotros lo es para la familia. Actuar sin prisa, comprensivo y atento favorece la confianza del paciente y la familia.

  PREOPERATORIO

  Se llama preoperatorio al manejo integral del paciente quirúrgico en el periodo que antecede a la operación. Por razones de didáctica se le divide en dos partes: la fase diagnostica y la fase de preparación del enfermo para ser operado.

  FASE DIAGNOSTICA El diagnostico es la parte fundamental y más importante de la cirugía.

  La tendencia actual de la medicina es manejar los datos clínicos como datos científicos, preferentemente de manera cuantitativa, objetiva y mensurable. Si en la evaluación se llega al planteamiento de la cirugía como medio de tratamiento se calculan los riesgos y se comparan con los beneficios que se espera obtener; se analizan las probabilidades de complicación, y se hace un pronóstico. Como corolario de la fase diagnóstica, la información que se ha recogido permite al paciente y al equipo de salud tomar las decisiones.

  Historia clínica

  Los datos que se obtienen en la primera consulta se registran en un formato convencional conocido como historia clínica, y esta información se incorpora al documento médico por excelencia que es el expediente clínico, el cual tiene uso asistencial, científico, testimonial y legal. Formato de la historia clínica

  1. Ficha de identificación

  2. Antecedentes: a) antecedentes hereditarios y familiares (historia familiar)

  b) antecedentes personales no patológicos (historia personal)

  c) antecedentes personales patológicos (historia de la salud anterior)

  d) antecedentes ginecoobstétricos

  3. Padecimiento actual o historia y descripción de la enfermedad presente

  4. Síntomas generales

  5. Exámenes previos

  6. Terapia empleada

  7. Diagnósticos anteriores

  8. Interrogatorio por aparatos y sistemas

  9. Exploración física

  a) inspección general

  b) signos vitales

  c) peso, estatura y superficie corporal

  d) cabeza

  e) tórax

  /) abdomen

  g) genitales externos, recto, vagina

  h) extremidades

  z) columna vertebral

  j) exploración instrumentada Técnica del interrogatorio

  La técnica con la que se hace el interrogatorio abarca todas las posibilidades de la comunicación humana y debe ser acorde con las condiciones del paciente. En los casos de urgencia médica o de traumatismo es inadecuado empezar con preguntas sobre la historia personal del enfermo. El paciente que sufre un dolor intenso desea comunicar de inmediato y en forma espontánea los síntomas del padecimiento que lo lleva a la consulta.

  

Se comienza con el síntoma principal o manifestación subjetiva de enfermedad que lleva

  al paciente a la consulta. Además, debe permitir que se exprese con sus propias palabras sin interrumpirlo. Una persona inteligente es capaz de comunicar con claridad las manifestaciones de su enfermedad y de modo fácil se establece la comunicación para obtener los datos que se podrán traducir al lenguaje médico que se registra en el formato. El orden en que se analizan los síntomas es el siguiente: fecha de aparición y duración del síntoma en estudio; sitio afectado; causa aparente; características de continuidad e intensidad; causas que lo disminuyen o que lo exacerban, y síntomas que lo acompañan. Después se registra la evolución en el tiempo y las medidas empleadas para mitigar la molestia, así como los resultados obtenidos. Después de completar el interrogatorio sobre el síntoma o síntomas principales es conveniente cumplir con todo el cuestionario haciendo preguntas intencionadas con el fin de reunir datos sobre antecedentes hereditarios y familiares que ayuden a identificar padecimientos metabólicos, diabetes, etc. Entre los antecedentes personales patológicos se deben incluir vacunaciones, padecimientos de la infancia e infecciosos, tendencia al sangrado, padecimientos mentales o psicológicos, traumatismos, operaciones, anestesias previas, transfusiones de sangre o historia de alergia y sensibilidad a medicamentos. Mediante los antecedentes no patológicos se sabrá sobre los hábitos de fumar, consumir bebidas alcohólicas u otras sustancias, condiciones de sus habitaciones y hábitos de alimentación. Se debe elaborar un resumen de sus relaciones sociales para conocer la estabilidad emocional del enfermo. Es indispensable un interrogatorio intencionado sobre los diferentes aparatos y sistemas con el fin de informarse acerca de las manifestaciones de padecimientos no sospechados que pudieran tener influencia en el riesgo de la operación. En especial interesan los aparatos cardiovascular, respiratorio, renal y nervioso.

  Examen físico La historia se completa con el examen físico en secuencia ordenada y completa.

  Siempre se deben explicar al enfermo los procedimientos exploratorios antes de ejecutarlos. Es conveniente empezar la exploración por la región relacionada con los síntomas y, después, continuar el orden propuesto en los formatos de historia clínica con las maniobras de exploración: inspección, palpación, percusión y auscultación.

  Hipótesis diagnóstica o diagnóstico presuntivo

  Ya se dijo que la historia clínica es el documento inicial en la aplicación del método científico al tratamiento quirúrgico. El médico, durante la elaboración de la historia, razona y agrupa los síntomas con los signos que ha recogido al efectuar la exploración para integrarlos en síndromes, que son los conjuntos de síntomas y signos con los que formula una hipótesis diagnóstica o sospecha diagnóstica. Toda hipótesis espera una confirmación y con el fin de lograrla se traza un plan de investigación; se analizan los datos recolectados en el expediente clínico; se buscan apoyos en la probabilidad estadística, y se compara la información bibliográfica sobre el padecimiento que se sospecha. En la mayoría de los casos, la investigación plantea la necesidad de ampliar la información con el auxilio de métodos de apoyo, con ellos se obtienen documentos y cifras que confirman o descartan la hipótesis planteada.

  Servicios de apoyo diagnóstico

  Se debe considerar los servicios de apoyo diagnóstico como instrumentos para investigar

  las hipótesis; sería un error grave esperar que sólo los costosos recursos tecnológicos

  empleados en forma indiscriminada o rutinaria hicieran aparecer los diagnósticos sin la dirección intelectual del médico. Por otro lado, como las pruebas diagnósticas no dan información perfecta es importante entender la terminología que se usa en general para valorar la precisión de una prueba diagnóstica. El médico debe saber cuál es la precisión diagnóstica de la herramienta que utiliza y para lo cual se informa sobre la sensibilidad y especificidad de la prueba con la que desea saber si un sujeto tiene o no tiene una determinada enfermedad.

  Exámenes de laboratorio

  La información que proporciona el laboratorio clínico es, por lo general, muy rica si se examinan los líquidos, los tejidos y los productos orgánicos con auxilio de la física, bioquímica, inmunología, bacteriología, etc. En el periodo preoperatorio existe un grupo de exámenes que se efectúa en forma rutinaria con dos finalidades:

  

a) descartar padecimientos comunes o prevalentes que no son siempre detectables en la

  exploración clínica, y b) realizar una valoración funcional mínima de los órganos y aparatos previa a una probable intervención quirúrgica; la valoración se juzga de más importancia en pacientes mayores de 60 años. En la rutina preoperatoria se llevan a cabo los siguientes exámenes de laboratorio:

  • determinación del grupo sanguíneo y Rh • citología hemática, en la que se determinan por lo menos el hematócrito y la hemoglobina en gramos por ciento, la fórmula blanca, la búsqueda de leucocitos anormales y la cuenta de plaquetas
  • química sanguínea, incluso determinación de glucosa, urea y creatinina en sangre
  • determinación de proteínas en sangre
  • examen general de orina
  • tiempos de sangrado, coagulación, protrombina y tiempo de tromboplastina
  • prueba de ELISA (detección de la inmunodeficiencia humana adquirida)
  • Test de embarazo en mujeres de edad fértil

  Otros exámenes

  Numerosos exámenes suelen requerirse para continuar la investigación y comprobación de una hipótesis diagnóstica y sólo dos de ellos son rutina en el preoperatorio:

  a) La telerradiografía del tórax en posición posteroanterior

  

b) El electrocardiograma se hace en el periodo peroperatorio de pacientes que tienen

  más de 40 años de edad con el fin de explorar el estado cardiovascular; su utilidad es que mediante él se identifica dilatación o hipertrofia de las cavidades cardiacas y se detectan los trastornos del ritmo cardiaco.

  Diagnóstico integral

  Luego de haber recolectado la información necesaria y resultar concordante, el médico está en posibilidad de completar el análisis deductivo que lo lleve al diagnóstico integral. Los diagnósticos integrales suelen enunciarse en el siguiente orden:

  a) el diagnóstico etiológico, en el cual se indica la causa o agente causal de la

  enfermedad;

  b) el diagnóstico anatómico, en el que se define cuáles son los órganos enfermos y sus

  alteraciones microscópicas y macroscópicas; y

  c) el diagnóstico funcional, en el cual se enuncian las consecuencias fisiológicas de las alteraciones.

  Cuando existe incertidumbre sobre el diagnóstico o los diagnósticos se acepta de modo convencional ponerlos en interrogaciones.

  Diagnóstico diferencial

  Cuando se llega a una conclusión diagnóstica es común la necesidad de descartar la probabilidad de otra causa que pueda generar los mismos síntomas y signos. En la actualidad, el médico recurre al planteamiento de métodos diagnósticos que puedan diferenciar claramente el agente causal; no se trata de un mero ejercicio diagnóstico sino de un proceso de revisión que podría implicar una nueva orientación del tratamiento.

  Toma de decisiones

  La toma de decisiones en la cirugía es un proceso complicado que se basa, una vez más, en la experiencia, el juicio y el razonamiento. La experiencia no se refiere simplemente a las capacidades adquiridas en la práctica personal, sino a la consulta de la experiencia acumulada en la información biomédica y que se obtiene aplicando el método científico. La mecánica de la toma de decisiones en la clínica quirúrgica, se hace generalmente en cinco etapas:

  1. La primera consiste en analizar los datos recogidos en la historia clínica y en la exploración física.

  2. Selección de pruebas diagnósticas a su alcance en función de su exactitud y utilidad para despejar las dudas que plantea el diagnóstico diferencial; dado que cada prueba diagnóstica tiene un costo y algunas, además, representan molestias y riesgos para el paciente, el médico se debe interrogar sobre qué tan suficientes son la historia y el examen clínicos antes de ordenar los exámenes.

  3. En la tercera etapa el médico reúne los resultados de las pruebas diagnósticas y los datos recogidos en el examen clínico.

  4. En la cuarta fase el médico o el grupo médico comparan los riesgos y beneficios de nuevas opciones de diagnóstico o de tratamiento, y

  5. En la quinta fase se presenta la conclusión al paciente como recomendación y se analizan de manera adecuada las opciones con las que se iniciará el plan de tratamiento.

  Indicación quirúrgica

  Es frecuente en las urgencias tomar decisiones sin contar con todos los datos pertinentes en cuanto al problema en función de la necesidad de establecer prioridades. Además, las decisiones que se toman en cirugía son de manera característica del tipo de decisión con incertidumbre basada en la experiencia previa.

  Intervención quirúrgica urgente

  Una intervención urgente se plantea cuando la función de un órgano o la vida del paciente depende de la prontitud con que se realice (se aclara que no se trata de precipitación). Por ejemplo, el tratamiento quirúrgico de un paciente traumatizado que sufre el estallido del bazo: si no se ejecutara la operación, el enfermo fallecería de anemia aguda por hemorragia interna; su operación es urgente. Otro ejemplo es la insuficiencia arterial aguda de una extremidad por oclusión de su arteria principal. Si el enfermo no se trata quirúrgicamente en forma urgente puede evolucionar a la muerte de los tejidos isquémicos con gangrena y a la pérdida de la extremidad.

  Intervención quirúrgica no urgente o programada

  Una intervención quirúrgica es no urgente o programada cuando el paso de horas o días no es determinante para la vida del paciente ni para la función de un órgano. Un ejemplo es el tratamiento quirúrgico de una hernia inguinal no complicada en la que el médico y el paciente pueden planear y programar con tiempo el momento óptimo para practicar la operación. Sin embargo, en este mismo caso se podría tratar de una urgencia si la hernia estuviera estrangulada porque la complicación sí pondría en peligro la vida del paciente.

  Intervención quirúrgica necesaria

  Cuando el planteamiento habla del carácter imprescindible de una operación se le dice necesaria. Una intervención es necesaria cuando de ella depende la función de un órgano o la vida del enfermo, independientemente de la oportunidad de su ejecución. Por ejemplo, cuando un paciente sufre apendicitis aguda se considera necesaria la intervención quirúrgica porque el padecimiento pone en peligro la vida y, además, es urgente porque de no hacerse la afección progresará en corto plazo a formas más graves.

  Intervención quirúrgica electiva

  La intervención quirúrgica electiva es aquella en la que se recomienda la operación, pero el paciente puede optar por ser operado o no serlo sin que esto represente el riesgo inminente de pérdida de la vida o de la función de un órgano, sino sólo la presencia de una alteración orgánica funcional o estética que el paciente puede tolerar voluntariamente.

  Un ejemplo se tiene en el paciente que sufre una colecistitis calculosa que le ocasiona molestias físicas y, con el tiempo, puede complicarse, pero que puede escoger entre ser operado o no serlo a sabiendas de que el agravamiento es posible. En todos estos tipos es privilegio y derecho inalienable del paciente aceptar o rechazar el tratamiento que se le propone, pero el carácter de la recomendación que hace el médico es el que se califica como urgente, no urgente, necesario o electivo.

  Riesgo quirúrgico

  Al plantear la operación interviene en forma determinante la evaluación del riesgo al que se expone el paciente al ser intervenido. Esta evaluación es de utilidad para todos: el paciente podrá tomar una decisión y programará sus actividades y planes concretos; el anestesiólogo podrá seleccionar con precisión el tipo de anestesia por utilizar, y el cirujano escogerá el procedimiento operatorio más adecuado y determinará los métodos de control del paciente durante la operación y después de ella. Hay numerosos factores que pueden influenciar adversamente el riesgo de una operación y se hacen esfuerzos por estimarlos de modo cuantitativo. La valoración clínica, auxiliada con los exámenes complementarios elementales son los mejores medios para calificar con eficacia el riesgo preoperatorio de un paciente. En todo el mundo se utiliza la clasificación de los criterios de riesgo anestésico enunciados por la American Society of Anesthesiologists, ASA (Sociedad Americana de Anestesiología) Mediante dicha valoración de la Sociedad Americana de Anestesiología los enfermos que se someterán a una intervención quirúrgica se clasifican en cinco clases.

  ASA I

  Sujeto normal sin daño orgánico, fisiológico, bioquímico o psiquiátrico. La causa de la operación es una lesión localizada y no trae consigo perturbación sistémica. El ejemplo es un sujeto "sano" con una hernia inguinal o una mujer sin otra alteración que fibrosis uterina.

  ASA II

  Paciente con perturbación ligera a moderada cuya causa es la enfermedad que se debe tratar quirúrgicamente u otro proceso fisiopatológico, por ejemplo, enfermedad cardiaca no orgánica o ligeramente limitante, diabetes controlada, hipertensión esencial o anemia. Algunos incluyen aquí a los neonatos y a los octogenarios aun cuando no se detectara enfermedad sistémica. La obesidad extrema y la bronquitis crónica pueden ser incluidas en esta categoría.

ASA III

  Paciente con enfermedad sistémica grave que limita la actividad pero no es incapacitante, aun cuando no sea posible definir el grado de incapacidad con precisión, por ejemplo, enfermedad cardiaca orgánica limitante; diabetes grave con complicaciones vasculares; insuficiencia pulmonar de grado moderado a grave; angina de pecho o infarto de miocardio cicatrizado.

ASA IV

  Paciente con enfermedad sistémica incapacitante que pone en peligro la vida y no siempre susceptible de corrección por la cirugía; por ejemplo, paciente con enfermedad cardiaca orgánica y signos marcados de insuficiencia cardiaca, síndrome anginoso persistente o miocarditis activa, y grados avanzados de insuficiencia pulmonar, hepática, renal o endocrina.

  ASA V

  Enfermo moribundo que no sobreviviría 24 horas sin operación, o que tiene una pequeña oportunidad de sobrevivir con operación en situación desesperada; por ejemplo, aneurisma abdominal roto con estado de choque; trauma cerebral mayor con hipertensión intracraneal progresiva; embolia pulmonar masiva. La mayoría de estos pacientes requiere la operación como una medida de reanimación o salvataje con muy poca anestesia o sin ella.

  Estado E

  Es el caso de una operación de urgencia, antes del número romano de la clasificación se coloca una letra E. En cualquiera de las clases antes mencionadas cuando se opera como emergencia se considera una mala condición física La labor del cirujano y del anestesiólogo es realizar una valoración preoperatoria de los pacientes en la que se incluye la clasificación de la ASA para identificar los riesgos y tomar las precauciones necesarias con el fin de reducir al mínimo el riesgo.

  Riesgo de enfermedad tromboembólica

  Una de las evaluaciones de mayor importancia en el preoperatorio consiste en conocer en cada paciente las probabilidades de que llegue a sufrir enfermedad tromboembólica. La formación de un trombo o de un coágulo en el interior de los vasos venosos es resultado del reposo prolongado en la cama, de lesión del endotelio de las venas o de estados clínicos en los que la sangre es más coagulable de lo normal. El padecimiento se conoce como trombosis venosa, tromboflebitis o flebotrombosis; por lo general afecta los vasos profundos de las extremidades inferiores y causa alteraciones locales que son resultado de la presencia física de los coágulos o trombos de diferentes dimensiones, pero el mayor peligro consiste en la eventualidad de que dichos trombos puedan ser liberados en la circulación venosa y lleguen a obstruir los vasos pulmonares. A todo el problema se le conoce como enfermedad tromboembólica y representa una de las facetas más siniestras de la patología humana. La aparición de este padecimiento es tan indeseable como inesperado y la mejor conducta es la prevención; por tal razón se estiman los factores de riesgo relacionados y se les da una calificación de puntos: Factores de riesgo de enfermedad tromboembólica.

  • inmovilización en cama por más de siete días
  • ingestión de anticonceptivos orales
  • fibrilación auricular o insuficiencia cardiaca
  • traumatismo pélvico o de cadera
  • obesidad mayor del 20%
  • neoplasias, especialmente de pulmón, páncreas, aparato digestivo o genitourinario
  • deficiencia de antitrombina III, proteínas o proteína C • policitemia, eritrocitosis o trombocitosis
  • antecedente de enfermedad tromboembólica previa
  • homocistinuria

  • insuficiencia venosa

  Factores no cardiacos que aumentan el riesgo

   Periodo neonatal y premadurez Senectud Obesidad Diabetes mellitus Enfermedades respiratorias Enfermedad renal Alcoholismo y toxicomanías.

   Embarazo Insuficiencia suprarrenal por uso de corticosteroides

  FASE DE PREPARACIÓN Planteamiento quirúrgico

  Cuando el equipo de salud ha elaborado el diagnóstico integral, ha discernido las causas que existen para efectuar el tratamiento quirúrgico y tiene definidos los riesgos que representa el acto propuesto comunica la decisión al paciente en una entrevista en la que plantea la necesidad de operar y pide su consentimiento en presencia de uno o más miembros de la familia. La comunicación debe ser respetuosa para explicar con palabras simples la naturaleza de la enfermedad que sufre; la exposición debe ser completa y objetiva y aclarar cuál es la historia natural del padecimiento. En seguida se debe exponer la posibilidad de modificar la evolución mediante el tratamiento quirúrgico y dar el nombre preciso de la operación que se propone, explicar en qué consiste y, con mucha claridad, definir si es necesaria una mutilación o alteraciones funcionales y de qué tipo. También se debe aclarar si la operación es de carácter urgente o no urgente; si puede elegir entre ser operado o no serlo y cuáles serían los inconvenientes en caso de no ser operado.

  Explicación de los riesgos

  El planteamiento quirúrgico se concluye con una explicación concisa, accesible y práctica de los riesgos a que está expuesto. Como al paciente le resultarán incomprensibles la calificación o los índices de ASA que son de tipo técnico, y en las personas no relacionadas con la medicina crean confusión o son mal interpretadas, se acostumbra explicar al enfermo que su riesgo es el habitual o mínimo cuando se planea tratar lesiones localizadas, sin efecto sistémico y si el enfermo está en buenas condiciones generales. Cuando los pacientes tienen más problemas por sus condiciones de edad, sobrepeso, por sufrir enfermedades sistémicas moderadas o por los efectos iniciales de la lesión quirúrgica se le explica que su riesgo es superior al habitual o intermedio. Los enfermos en los que la lesión ha provocado deterioro sistémico grave o tienen lesiones en uno o más órganos vitales, y todos los sujetos en estado de gravedad o que ingresan en condiciones de urgencia, tendrán información suficiente y veraz si se les explica que el riesgo es elevado o máximo.

  Consentimiento informado y autorización legal

  El enfermo y la persona o personas legalmente responsables ya informadas en la entrevista tienen el privilegio de hacer todas las preguntas que crean pertinentes para tomar su decisión y de consultar a otros profesionales para orientar su criterio. Si así lo desean, pueden rechazar la operación propuesta y, en este caso, se les debe informar acerca de los problemas potenciales a que está expuesto el paciente; deben dejar constancia escrita de su negativa voluntaria en el expediente clínico. Es reglamentario que el paciente y dos familiares o testigos firmen un documento autorizando la intervención por parte del equipo de salud que la propone y que el documento forme parte del expediente clínico;

  Ordenes preoperatorias

  En la historia clínica se escriben las indicaciones dirigidas al cuerpo de enfermería cuyo objeto es preparar al paciente para la intervención que se planea; algunas de ellas son obligadas o de uso general, independientemente del tipo de operación, otras se hacen en casos especiales.

  Preparación general Ayuno

  El enfermo debe llegar a la sala de operaciones con el estómago vacío. No conviene que el acto operatorio coincida con el proceso de digestión de los alimentos, debido a que con la administración de medicamentos y de agentes anestésicos suelen presentarse reacciones indeseables como la náusea y el vómito con riesgo de broncoaspiración. La regla general es que se suspenda la ingesta desde la media noche antes de la operación para obtener un ayuno promedio de 8 a 12 horas. Si el enfermo requiere la administración de líquidos, éstos se deben dar por vía intravenosa. En los niños se debe evaluar el peligro de deshidratación.

  Aseo general

  Si hay tiempo suficiente se recomienda que los pacientes adultos se bañen durante tres días seguidos con jabón de hexaclorofeno o iodopovidona, frotando por varios minutos la zona en que se ha de practicar la incisión. Los jabones forman emulsiones con las grasas de la piel y permiten que los detritos sean arrastrados con el agua corriente. Si no se cuenta con tiempo, se pide al paciente un baño general previo a la operación, y se le recomienda que lave escrupulosamente las "zonas difíciles" (ombligo, perineo, pliegues inguinales y axilas).

  Rasurado de la región

  En las órdenes preoperatorias se indica lavar y rasurar el sitio de la incisión propuesta y de las regiones anatómicas circundantes. Las cejas no se afeitan por la repercusión estética inmediata y porque no vuelven a salir iguales. El rasurado hecho varias horas antes es inadecuado porque produce escarificaciones y soluciones de continuidad en la piel; en las excoriaciones se reproduce la flora bacteriana y las posibilidades de infección aumentan cuando más tiempo ha transcurrido. Debe realizarse dentro de las 2 horas previas al acto quirúrgico preferentemente con máquina eléctrica o tijera. Alternativa máquina de afeitar descartable. Terminado el rasurado se pide al enfermo que entre a la ducha para quitarse el jabón y el cabello suelto. Por último se pone antiséptico en toda la región rasurada y así pasa el enfermo a la sala de operaciones.

  Vestido y preparación del enfermo

  El paciente debe ir a la sala sin ropa interior, vistiendo sólo un camisón especial hecho de tela de algodón con una gran abertura longitudinal que hace fácil su manejo. Un turbante o una gorra amplia, también de algodón o de material desechable, le cubre el cabello y los pies suelen cubrirse con botas flojas de tela de algodón o de material desechable. Si no interfiere con la respiración libre del enfermó se le coloca un cubreboca igual al del grupo quirúrgico. El enfermo va a la sala de operaciones sin cosméticos de ningún tipo, pues no se podría apreciar el color de los tegumentos; por la misma razón se retira el esmalte de las uñas. Es indispensable retirar todas las prótesis o postizos que el enfermo utilice; es necesario poner especial cuidado en retirar las prótesis dentarias que se podrían desprender y obstruir accidentalmente las vías respiratorias, así como las lentes de contacto. Los enfermos no deben llevar alhajas a la sala de operaciones. En los enfermos con riesgo de enfermedad tromboembólica se recomienda aplicar vendaje elástico en las extremidades inferiores o colocar medias o pantimedias elásticas de grado médico, ya que tienen utilidad para prevenir la estasis en la circulación venosa de retorno cuando los pacientes estarán por mucho tiempo inmóviles en la mesa de operaciones. .

  Venoclisis y vía venosa permeable

  Se instala una venoclisis en las venas de los antebrazos o del dorso de las manos del enfermo, lejos de los sitios de flexión, con el fin de que llegue a la sala con una vía venosa útil para la administración de medicamentos y de soluciones. Se acostumbra mantener la vía venosa permeable con el goteo de solución glucosada al 5% a razón de 20 gotas por minuto, pero el anestesiólogo puede tener otra indicación o preferencia. La instalación de las venoclisis es por lo general labor del cuerpo de enfermería; sin embargo, en la mayoría de los centros médico quirúrgicos se acostumbra que el anestesiólogo señale el sitio anatómico para la instalación, o que sea él quien la haga o la supervise, debido a que muchas veces depende de la selección de la técnica anestésica o de la estrategia quirúrgica que se pretende seguir en cada paciente.

  Preparaciones especiales Algunas de las operaciones exigen atención especial.

  Preparación psicológica

  En la mayoría de las operaciones programadas la relación médico-paciente adecuada es suficiente para que el paciente tenga apoyo afectivo que le asegure una buena evolución. Sin embargo, las explicaciones deben ser más claras y la presencia del profesional debe ser más estrecha en las intervenciones quirúrgicas en las que por necesidad se mutila una parte del cuerpo; además, es necesario una terapia de apoyo cuando se amputan las extremidades o en las operaciones con las que se busca un paliativo o curación de enfermedades neoplásicas, como la mastectomía, la histerectomía y la creación de ostomas. Cuando se detecta un trastorno psicológico es preferible que un especialista proporcione la terapia de apoyo.

  Productos hemáticos

  En las intervenciones en las que por su naturaleza pudiera haber pérdida de sangre y necesidad de restituir el volumen sanguíneo perdido, se debe verificar que las muestras piloto de sangre hayan sido enviadas oportunamente y que en el banco exista la suficiente reserva de productos hemáticos o componentes compatibles para ser utilizados en la operación programada.

  Catéter venoso central, punción subclavia y venodisecciones

  Cuando el enfermo será sometido a intervenciones en las que pueda haber pérdida de líquidos o cambios de volumen sanguíneo, es probable que se requiera instalar tubos largos de polietileno en la luz de una vena superficial; dichos tubos se introducen hasta la vena cava superior o la aurícula derecha. A esta operación se le llama colocación del catéter en posición central para control posterior en el transoperatorio. Muchos prefieren instalar este catéter en la sala de operaciones o en la sala de inducción anestésica. Debido a que la instalación de estas vías tiene un índice de complicaciones conocido, las indicaciones para instalar el catéter venoso central son reguladas por criterios objetivos. En las situaciones programables del preoperatorio se usa 1) cuando se desea tener acceso venoso confiable y duradero; 2) cuando es necesario medir la presión venosa central en los pacientes, y 3) cuando se tiene que instalar un tratamiento endovenoso repetido para administrar sustancias que irritan la pared venosa en vasos de bajo flujo.

  Sonda vesical

  Aunque siempre se pide al enfermo vaciar la vejiga antes de ir a la sala de operaciones, en casos especiales hay necesidad de instalar una sonda vesical como cuando el cirujano desea prevenir la distensión de la vejiga; en las operaciones de la mitad inferior del abdomen, en las que la vejiga llena sería obstáculo mecánico para la intervención; en los casos en los que se desea vigilar el gasto urinario, y para asegurar o controlar el flujo de orina en la operación urológica.

  Enema evacuante

  La enema o lavativa se hace en el periodo preoperatorio de los pacientes que serán operados del abdomen y en los que se desea tener el colon vacío. En especial, en la operación del colon, del recto y del ano; también se emplea en las intervenciones ginecológicas y en obstetricia en enfermas en las se pretende evitar la contaminación fecal del campo operatorio o el impacto fecal posoperatorio y la constipación.

  Preparación del colon

  La operación electiva del colon requiere que se le prepare desde varios días antes. Tiene por objeto hacer llegar al paciente a la sala de operaciones con el intestino vacío y tan libre de gérmenes patógenos como sea posible. Los medios mecánicos son muy efectivos y consisten en consumir una dieta líquida y de escasos residuos durante tres días, usar laxantes suaves y enema a diario; la última de ellas se hace la noche anterior a la operación. El otro recurso para disminuir la flora bacteriana consiste en administrar medicamentos que persiguen la supuesta esterilización del intestino.

  Antibióticos profilácticos Según tipo de cirugía e indicación de infectología.

  Anticoagulantes

  Los anticoagulantes orales son medicamentos derivados de la cumarina que bloquean la síntesis de los factores VII, IX, X y de la protrombina en el hígado. Si se han recibido por espacio de 36 a 72 horas producen suficiente alteración de los factores para ocasionar hipoprotrombinemia y afectar el mecanismo normal de la coagulación. Deben suspenderse con por lo menos 3 días previos a la cirugía y ser reemplazados por heparina de bajo peso molecular.

  Aspirina e inhibidores de la función plaquetaria

  La aspirina o ácido acetilsalicílico inhibe la agregación de las plaquetas y con ello prolonga el tiempo de sangrado. Debe suspenderse por lo menos 1 semana antes de la cirugía.

  Otros medicamentos No deben suspenderse los medicamentos antihipertensivos.

  El resto de la medicación debe valorarse en cada caso. Traslado a la sala de operaciones El paciente llega siempre a la sala de operaciones en camilla, o sillas de ruedas El enfermo premedicado nunca debe permanecer solo en los pasillos, salas de inducción o en la sala de operaciones. El manejo brusco durante el cambio de la cama a la camilla, o bien, el tránsito acelerado por pasillos y elevadores ocasionan en el sujeto debilitado cuadros de vértigo, nistagmo, náusea, vómito, hipotensión arterial, confusión y temor. Antes de ingresar al área gris el enfermo se pasa a otra camilla.

  PERI-OPERATORIO

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