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Universidad Alberto Hurtado
Licenciatura en lengua y literatura
Teoría literaria III
Fabián Pulgar Umaña
Amuleto,de Roberto Bolaño: un ejemplo de literatura de la posmodernidad
Hacer una visión panorámica de la realidad latinoamericana de las últimas décadas
resulta ser una tarea compleja. Vivimos en una era de cambios constantes, todos, producto
de la instauración de un modelo socioeconómico, que funda sus bases en la producción y el
consumo, bajo la premisa inagotable del progreso. Los problemas que de esta realidad se
desprenden son incontables, sin embargo, confluyen en su mayoría en dos grandes
universos: marginalidad y desigualdad.Desde esta óptica oscura, acaso pesimista, resulta
inevitable la sensación de que algo no funcionó, o bien, de que aquello que parecía
perfecto, nunca tuvo intenciones de serlo. A raíz de esta problemática es que nacen las
discusiones acerca del concepto de posmodernidad, el cual alude, desde una mirada
general, la crisis experimentada por las sociedades pos segunda guerra mundial. François
Lyotard definirá dicha crisis como la caída de los grandes relatos, refiriéndose al quiebre de
los patrones de pensamiento que configuraron la edad moderna.
Cabe preguntarse entonces, ¿qué sucede con la producción literaria latinoamericana
de los últimos cincuenta años? ¿Bajo qué perspectivas de pensamiento podríamos
argumentar la existencia de una literatura de la posmodernidad? El quiebre aludido
anteriormente, puede ser interpretado como la ruptura de toda autoridad, es decir, como la
destrucción de los límites existentes entre centro y margen social. Bajo esta premisa,
comprenderemos el protagonismo que actualmente están teniendo la minorías, lo cual,
precisamente ha sido retratado por la literatura de los últimos años.Por lo tanto, es posible
afirmar que existe una literatura de la posmodernidad y un ejemplo concreto es la novela
Amuleto del chileno Roberto Bolaño. Desarrollaremos esta propuesta a partir de los
planteamientos de Fredric Jameson y Francois Lyotard.
En Amuleto, Roberto Bolaño construye una suerte de collage, el cual se articula
desde la subjetividad de Auxilio Lacouture. Esta, será la puerta de entrada al mundo de lo
marginal. La protagonista hace un recorrido introspectivo, por una serie de lugares en
donde se desplazaran poetas, artistas excéntricos, homosexuales, etc.En síntesis, el
underground mexicano de los años sesenta. El escenario que se retrata en la novela puede
ser relacionada con la estética posmodernista, en lo que respecta a la exaltación de sujetos
marginales. Bajo la perspectiva de Lyotard, es posible comprender este fenómeno como la
reconfiguración de centro y margen social. En este sentido, si tenemos en cuenta que la
novela se desarrolla en un contexto político crítico de la historia mexicana, es posible
afirmar que su representación, es sin lugar a dudas, un elemento en pos de la reconstrucción
cultural. No obstante, esta rearticulación social, que en primera instancia parece coherente y
positiva, pierde fuerzas si observamos el discurso implícito que la configura.
Auxilio Lacouture comienza su narración a raíz de una experiencia traumática,
hecho que la lleva a construir una reflexión pesimista de la realidad latinoamericana. Si
bien, los lugares y sujetos que evoca pertenecen a un universo que la tradición literaria no
se encargó de representar, Amuleto no establece una crítica, ni una reivindicación concreta,
se trata de una escritura alejada de discursos “comprometidos”, sin ánimos de llevar las
consignas de alguna ideología o revolución alguna. (Giardinelli 266) A propósito de lo
anterior, es posible observar una ausencia de polémica, debido exclusivamente a la
neutralidad conciliatoria que configura la novela. Existen los sujetos marginales, sin
embargo, estos comprenden y aceptan su marginalidad, con una actitud pasiva y
desesperanzada. La memoria histórica no funciona como una fuente de denuncia, sino que
permanece intrínseca en el discurso de los personajes, como algo connatural a su
conformación como sujetos sociales. “Tú no tienes miedo, dijo Ernesto, tú vienes de Chile,
todo lo que el Rey me pueda hacer a mí tú lo has visto multiplicado por cien o por cien mil”
(Bolaño 75)
La reconfiguración que propusimos anteriormente, entra en crisis cuando
observamos a personajes que parecen haber naturalizado los discursos de poder, bajo los
cuales, la marginalidad se asume como un problema sin solución. “El amor nunca trae nada
bueno. El amor siempre trae algo mejor. Pero lo mejor a veces es lo peor si eres mujer, si
vives en este continente que en mala hora encontraron los españoles” (Bolaño 51)¿De
dónde proviene esta visión pesimista? ¿Qué la provoca? Es posible responder a estas
interrogantes por medio de los postulados de Fredric Jameson, según el cual, el concepto de
postmodernidad responde a una pauta cultural dominante que se funda en la modernidad.
Dicho patrón hegemónico se encargó de absorber todo aquello que alguna vez fue
revolucionario, provocando una metamorfosis en la recepción: de escandalizada a
complacida. En este sentido, la literatura del margen ocuparía un lugar determinado dentro
de las normas establecidas, hecho que no debe ser leído desde la concepción conciliadora
de Lyotard. Si bien existe una reconfiguración social, esta no es reivindicadora, sino todo lo
contrario, permanece en su estado original, pero no es percibida como amenazante,
únicamente ya no carece de rostro.
Cuando hablamos de literatura de la posmodernidad, nos referimos precisamente a
esta pasividad ejemplificada en Amuleto. El pesimismo de los personajes es canalizado
únicamente por medio de símbolos que bajo ninguna perspectiva son banderas de lucha,
muy por el contrario, corresponden a la confirmación de la crisis social. Cuando
mencionamos la ausencia de polémica, estábamos pensando, precisamente en esta idea.
Desde el plano de recepción, los personajes de la obra de Bolaño son percibidos como una
reafirmación de la realidad cruda y sin salida. Lo preocupante de este suceso es que la única
contraposición a este escenario oscuro, es la propuesta de la cultura de masas, en la cual, la
única solución a los problemas sociales individuales es el ascenso de clases, por medio del
consumo material.
Si bien existen diversas posturas a través de la cuales es posible pensar la
posmodernidad también como era literaria, debemos tener muy en claro que los
procedimientos analizados responden a una visión, de cierta manera unitaria, de una época.
Debido a esto, podemos formular un juicio positivo o negativo, en lo que respecta a la
trascendencia que tienes las obras consideradas, “de la posmodernidad”. Personalmente,
pienso que la novela ejemplificada cumple en muchos aspectos con la definición de
posmodernidad formulada por algunos autores, no obstante, me quedan aún ciertas duda en
cuanto a la trascendencia de los elementos representados.Si bien comprendo que pueden ser
parte de una lógica pesimista producto del contexto social en el cual fueron producidos, me
pregunto ¿en qué medida la lectura que le damos sigue también la lógica pesimista
estimulada por las estructuras de poder, en su afán de neutralizar las demandas sociales?
Bibliografía
Bolaño, Roberto. Amuleto. Barcelo: Anagrama, 2011.
Giardinelli, Mempo. «Variaciones sobre la postmodernidad o ¿qué es eso del
posboom latinoamericano?» Escritos (1996): 261-269.
Jameson, Fredric. Ensayos sobre el posmodernismo. Buenos Aires: Imago
Mundi, 1991.
Lyotard, Jean-Francoise. La condición posmoderna. Buenos Aires: Cátedra,
1991.
Licenciatura en lengua y literatura
Teoría literaria III
Fabián Pulgar Umaña
Amuleto,de Roberto Bolaño: un ejemplo de literatura de la posmodernidad
Hacer una visión panorámica de la realidad latinoamericana de las últimas décadas
resulta ser una tarea compleja. Vivimos en una era de cambios constantes, todos, producto
de la instauración de un modelo socioeconómico, que funda sus bases en la producción y el
consumo, bajo la premisa inagotable del progreso. Los problemas que de esta realidad se
desprenden son incontables, sin embargo, confluyen en su mayoría en dos grandes
universos: marginalidad y desigualdad.Desde esta óptica oscura, acaso pesimista, resulta
inevitable la sensación de que algo no funcionó, o bien, de que aquello que parecía
perfecto, nunca tuvo intenciones de serlo. A raíz de esta problemática es que nacen las
discusiones acerca del concepto de posmodernidad, el cual alude, desde una mirada
general, la crisis experimentada por las sociedades pos segunda guerra mundial. François
Lyotard definirá dicha crisis como la caída de los grandes relatos, refiriéndose al quiebre de
los patrones de pensamiento que configuraron la edad moderna.
Cabe preguntarse entonces, ¿qué sucede con la producción literaria latinoamericana
de los últimos cincuenta años? ¿Bajo qué perspectivas de pensamiento podríamos
argumentar la existencia de una literatura de la posmodernidad? El quiebre aludido
anteriormente, puede ser interpretado como la ruptura de toda autoridad, es decir, como la
destrucción de los límites existentes entre centro y margen social. Bajo esta premisa,
comprenderemos el protagonismo que actualmente están teniendo la minorías, lo cual,
precisamente ha sido retratado por la literatura de los últimos años.Por lo tanto, es posible
afirmar que existe una literatura de la posmodernidad y un ejemplo concreto es la novela
Amuleto del chileno Roberto Bolaño. Desarrollaremos esta propuesta a partir de los
planteamientos de Fredric Jameson y Francois Lyotard.
En Amuleto, Roberto Bolaño construye una suerte de collage, el cual se articula
desde la subjetividad de Auxilio Lacouture. Esta, será la puerta de entrada al mundo de lo
marginal. La protagonista hace un recorrido introspectivo, por una serie de lugares en
donde se desplazaran poetas, artistas excéntricos, homosexuales, etc.En síntesis, el
underground mexicano de los años sesenta. El escenario que se retrata en la novela puede
ser relacionada con la estética posmodernista, en lo que respecta a la exaltación de sujetos
marginales. Bajo la perspectiva de Lyotard, es posible comprender este fenómeno como la
reconfiguración de centro y margen social. En este sentido, si tenemos en cuenta que la
novela se desarrolla en un contexto político crítico de la historia mexicana, es posible
afirmar que su representación, es sin lugar a dudas, un elemento en pos de la reconstrucción
cultural. No obstante, esta rearticulación social, que en primera instancia parece coherente y
positiva, pierde fuerzas si observamos el discurso implícito que la configura.
Auxilio Lacouture comienza su narración a raíz de una experiencia traumática,
hecho que la lleva a construir una reflexión pesimista de la realidad latinoamericana. Si
bien, los lugares y sujetos que evoca pertenecen a un universo que la tradición literaria no
se encargó de representar, Amuleto no establece una crítica, ni una reivindicación concreta,
se trata de una escritura alejada de discursos “comprometidos”, sin ánimos de llevar las
consignas de alguna ideología o revolución alguna. (Giardinelli 266) A propósito de lo
anterior, es posible observar una ausencia de polémica, debido exclusivamente a la
neutralidad conciliatoria que configura la novela. Existen los sujetos marginales, sin
embargo, estos comprenden y aceptan su marginalidad, con una actitud pasiva y
desesperanzada. La memoria histórica no funciona como una fuente de denuncia, sino que
permanece intrínseca en el discurso de los personajes, como algo connatural a su
conformación como sujetos sociales. “Tú no tienes miedo, dijo Ernesto, tú vienes de Chile,
todo lo que el Rey me pueda hacer a mí tú lo has visto multiplicado por cien o por cien mil”
(Bolaño 75)
La reconfiguración que propusimos anteriormente, entra en crisis cuando
observamos a personajes que parecen haber naturalizado los discursos de poder, bajo los
cuales, la marginalidad se asume como un problema sin solución. “El amor nunca trae nada
bueno. El amor siempre trae algo mejor. Pero lo mejor a veces es lo peor si eres mujer, si
vives en este continente que en mala hora encontraron los españoles” (Bolaño 51)¿De
dónde proviene esta visión pesimista? ¿Qué la provoca? Es posible responder a estas
interrogantes por medio de los postulados de Fredric Jameson, según el cual, el concepto de
postmodernidad responde a una pauta cultural dominante que se funda en la modernidad.
Dicho patrón hegemónico se encargó de absorber todo aquello que alguna vez fue
revolucionario, provocando una metamorfosis en la recepción: de escandalizada a
complacida. En este sentido, la literatura del margen ocuparía un lugar determinado dentro
de las normas establecidas, hecho que no debe ser leído desde la concepción conciliadora
de Lyotard. Si bien existe una reconfiguración social, esta no es reivindicadora, sino todo lo
contrario, permanece en su estado original, pero no es percibida como amenazante,
únicamente ya no carece de rostro.
Cuando hablamos de literatura de la posmodernidad, nos referimos precisamente a
esta pasividad ejemplificada en Amuleto. El pesimismo de los personajes es canalizado
únicamente por medio de símbolos que bajo ninguna perspectiva son banderas de lucha,
muy por el contrario, corresponden a la confirmación de la crisis social. Cuando
mencionamos la ausencia de polémica, estábamos pensando, precisamente en esta idea.
Desde el plano de recepción, los personajes de la obra de Bolaño son percibidos como una
reafirmación de la realidad cruda y sin salida. Lo preocupante de este suceso es que la única
contraposición a este escenario oscuro, es la propuesta de la cultura de masas, en la cual, la
única solución a los problemas sociales individuales es el ascenso de clases, por medio del
consumo material.
Si bien existen diversas posturas a través de la cuales es posible pensar la
posmodernidad también como era literaria, debemos tener muy en claro que los
procedimientos analizados responden a una visión, de cierta manera unitaria, de una época.
Debido a esto, podemos formular un juicio positivo o negativo, en lo que respecta a la
trascendencia que tienes las obras consideradas, “de la posmodernidad”. Personalmente,
pienso que la novela ejemplificada cumple en muchos aspectos con la definición de
posmodernidad formulada por algunos autores, no obstante, me quedan aún ciertas duda en
cuanto a la trascendencia de los elementos representados.Si bien comprendo que pueden ser
parte de una lógica pesimista producto del contexto social en el cual fueron producidos, me
pregunto ¿en qué medida la lectura que le damos sigue también la lógica pesimista
estimulada por las estructuras de poder, en su afán de neutralizar las demandas sociales?
Bibliografía
Bolaño, Roberto. Amuleto. Barcelo: Anagrama, 2011.
Giardinelli, Mempo. «Variaciones sobre la postmodernidad o ¿qué es eso del
posboom latinoamericano?» Escritos (1996): 261-269.
Jameson, Fredric. Ensayos sobre el posmodernismo. Buenos Aires: Imago
Mundi, 1991.
Lyotard, Jean-Francoise. La condición posmoderna. Buenos Aires: Cátedra,
1991.