Impuestos a las corporaciones y al sector financiero
Espacio fiscal para la protección social y los ODS
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La lógica para reducir las tasas gravadas a las corporaciones así como los costos y licencias relacionadas, fue promover la toma de riesgos del sector empresarial y generar
nuevos negocios. Sin embargo, se debe hacer un análisis cuidadoso, para asegurar que las ganancias en el corto plazo, no sean a expensas de la inversión en desarrollo humano y
económico. Esto puede ser muy importante en aquellos países que han experimentado mayores reducciones
— por ejemplo, Bielorrusia, Georgia, Mauritania, Sierra Leona y Timor-Leste, los cuales redujeron sus tasas impositivas comerciales por más del 25 por
ciento entre 2005 y 2010 — así como aquellos que tienen entre las tasas impositivas
comerciales más bajas del mundo — por ejemplo, Georgia, Kosovo, Lesotho, Macedonia,
Vanuatu, Timor-Leste y Zambia, los cuales tuvieron tasas impositivas por debajo del 17 por ciento al 2014
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. Esta lógica es cuestionada en muchos países tras la crisis financiera, en particular en
relación al sector financiero. Los impuestos al sector financiero pueden dar lugar a una importante fuente de ingresos públicos para el desarrollo social, siempre que su impacto en
el desarrollo del sector financiero sea cuidadosamente evaluado. Muchos países están considerando tasas impositivas especiales sobre las utilidades y la remuneración que pagan
las instituciones financieras. Por ejemplo, Turquía grava todos los ingresos de bancos y compañías de seguros y, el Reino Unido y Francia, gravaron con el 50 por ciento todos los
pagos por distribución de bonos superiores a €25.000 FMI, 2010a. Otro ejemplo, es un impuesto a los débitos bancarios en Brasil, que grava con 0.38 por ciento a los pagos de
factura en línea y a los retiros de efectivo altos; el cual, antes de ser suspendido en 2008, recaudó aproximadamente 20.000 millones por año, permitiendo financiar programas de
salud, reducción de la pobreza y asistencia social. Por último, Argentina grava con un 0,6 por ciento a las compras y ventas de participaciones de capital y bonos, lo que generó, en 2009,
más del diez por ciento de los ingresos totales del gobierno central Beitler, 2010.
Se ha estimado que, a nivel internacional, la aplicación de un impuesto a las transacciones en moneda nacional sobre las cuatro mayores divisas, podría generar hasta
33.000 millones por año para la ayuda a países en desarrollo. Y si se aplicara más ampliamente, cubriendo todas las transacciones financieras a nivel global, un impuesto de
0,01 por ciento podría generar más de 1 billón anualmente Leading Group on Innovating Financing for Development, 2010.
Gravar las transacciones del sector financiero es una opción viable para financiar la protección social Recuadro 5. Un impuesto sobre las transacciones financieras tiene
diversas ventajas. En primer lugar, es relativamente fácil de implementar y monitorear porque trabaja en entidades bancarias supervisadas que utilizan transaccionesarchivos
electrónicos. En segundo lugar, cubre a todas las personas, incluso a las que han evadido las contribuciones de planilla. En tercer lugar, es un instrumento de control fiscal que permite
realizar una verificación cruzada con información sobre todas las transacciones financieras que sea dan. En cuarto lugar, es altamente progresivo y permite que los recursos sean
canalizados directamente de los sectores formales de la economía a aquéllos sectores que necesitan protección social. Esto tiene especial importancia considerando que la mayoría de
los países en desarrollo tienen una estructura tributaria altamente regresiva, que depende principalmente de los impuestos indirectos. La aplicación de un impuesto a las transacciones
financieras para el gasto social deber ser considerada como una opción viable para incrementar el espacio fiscal en favor de las inversiones sociales.
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Ibídem.
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Recuadro 5 Brasil: Impuestos a las transacciones financieras para invertir
en salud pública y protección social
El impuesto denominado Contribución Provisoria sobre el Movimiento Financiero CPMF fue aplicado en Brasil entre los años 1997 y 2007. Esta contribución se implementó con deducciones de las cuentas de las
instituciones financieras. El valor máximo de la tasa del CPMF alcanzó 0,38 por ciento sobre el valor de la transacción financiera. Para fines contables, y porque el CPMF fue diseñado principalmente para financiar los
gastos en protección social, el mecanismo fue clasificado como una «contribución social». Durante el período de aplicación del impuesto, el 42 por ciento de los ingresos recaudados fue destinado al sistema único de salud
pública, 21 por ciento al seguro social, 21 por ciento a la Bolsa Familia y el 16 por ciento a otros objetivos sociales. El año 2007, el ingreso total proveniente de CPMF alcanzó al 1.4 por ciento del PIB, suficiente para
cubrir el costo del programa Bolsa Familia y otros programas de protección social no contributivos. Aunque las presiones desde el sector financiero llevaron a su eliminación el 2007, se re-estableció un impuesto a las
transacciones financieras el 2009 con tasas mucho más altas 6 por ciento a fin de evitar el exceso de liquidez en los mercados internacionales y las rápidas entradassalidas de capital que obstaculizaron el desarrollo de
Brasil. Este impuesto fue derogado nuevamente el 2013, después de haber generado significativos recursos al gobierno brasilero para la implementación de políticas sociales, motivo que impulsa las constantes demandas
desde la sociedad civil por adoptar impuestos a las transacciones financieras en un marco de justicia social.
Fuente: Duran-Valverde y Pacheco 2012 y Levinas 2014.
Adicionalmente a la modificación de las tasas impositivas empresariales, los gobiernos también pueden incrementar el espacio fiscal mediante acciones concertadas para minimizar
la agresiva evasión fiscal de parte de las grandes empresas. Particularmente, las corporaciones transnacionales trasladan alrededor del mundo sus utilidades y pérdidas, de
manera que se registran en diferentes jurisdicciones a objeto de minimizar las cargas impositivas totales. Estas prácticas son difíciles de identificar, pero las estimaciones indican
que el total de ingresos perdidos en los países en desarrollo podría alcanzar a 50.000 millones por año Cobham, 2005. Existen propuestas para mejorar la transparencia
de las corporaciones transnacionales y para que rindan cuentas de sus obligaciones tributarias, a través de reportes de utilidades, de pérdidas e impuestos pagados en cada
territorio de ejercicio de actividades para mayor detalle, véase la sección 6 sobre flujos financieros ilícitos.