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Recuadro 21 Aplicación de marcos macroeconómicos más flexibles:
Gasto deficitario de países en desarrollo durante la Recesión Global 2007-2015
Aunque los gobiernos tienen el compromiso de reducir el déficit fiscal, las diversas presiones para financiar el desarrollo resultan, a menudo, en la adopción de marcos macroeconómicos flexibles. Un análisis de las
recientes tendencias en países en desarrollo ofrece una perspectiva interesante. La figura 16 muestra los resultadas fiscales reales y proyectados de este grupo de países entre el periodo 2007-15, con base en las
estimaciones de ingresos y gastos de las Perspectivas de la Economía Mundial del FMI, con datos a octubre de 2010 y octubre de 2014. Los valores promedio considerados subestimaron los costos fiscales de la primera fase
de la crisis global 2008-10, que incluyó una extensa implementación de planes de estímulo fiscal nótese que la mediana de los valores muestra una alternativa inicial más ajustada. Resultan ser más interesantes aun las
proyecciones de la segunda etapa de la crisis, que comenzó el 2010. Aunque se predijo que se mantendrían
— recomendado además por las misiones de país del FMI
— mayores reducciones del déficit fiscal el 2015, las últimas estimaciones confirman que la mayoría de los países en desarrollo no han seguido esta política; y en
realidad, la mayoría de los países eligieron incrementar el gasto financiado con déficit a fin de atender las apremiantes demandas en una coyuntura de bajo crecimiento y contribuir así a los esfuerzos de recuperación
económica y social.
Figura 16. Déficit fiscal proyectado y actual de países en desarrollo, 2007-15 en porcentaje del PIB
a Promedio b Mediana
Fuente: Perspectivas de la Economía Mundial del FMI WEO, octubre de 2010 y octubre de 2014.
Aunque algunos países en desarrollo ya están atravesando déficits, se proyecta que otros tendrán superávit fiscal en el 2014 figura 16. En estos casos, canalizar los recursos
del superávit hacia la salud pública podría implicar ganancias extraordinarias. Por ejemplo, en la República del Congo, se podría alcanzar progresos significativos en salud aunque tan
solo una pequeña porción del superávit fuera dirigida a este sector, junto a adecuadas reformas para fortalecer la prestación de servicios de las instituciones de salud. Y para los
17 países en desarrollo, cuyas proyecciones muestran que se beneficiarán de un resultado fiscal positivo durante el 2014, los recursos del presupuesto superavitario, en promedio,
podrían duplicar el actual nivel de gasto en salud figura 17.
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Figura 17. Superávit fiscal y gasto en salud, 2014 valores promedio
Fuentes: Cálculos realizados por los autores con base en las Perspectivas de la Economía Mundial del FMI Octubre 2014 para datos del PIB y resultados fiscales, y en los Indicadores de Desarrollo Mundial 2015 para datos de gasto en salud.
9.2. Aplicación de una política monetaria más flexible
La segunda vía para conseguir un marco macroeconómico más flexible es la expansión de la política monetaria. Existen dos escuelas de pensamiento sobre cómo las autoridades
deben controlar la oferta monetaria en un país. Por un lado, algunos argumentos sustentan que el fin último de la política monetaria
debería ser alcanzar una inflación baja
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. Debido a que niveles altos de inflación crean incertidumbre sobre el futuro y reducen la inversión, se considera que una inflación baja es
el ingrediente fundamental para la estabilidad macroeconómica y el crecimiento y, entonces, se convierte en un objetivo en sí mismo. Por otra parte, altos niveles de inflación menoscaban
la disponibilidad de recursos en los hogares que viven en condición de pobreza, dificultando más la adquisición de bienes y servicios básicos. Especialmente para quienes dependen de
transferencias sociales, la inflación representa una permanente amenaza sobre su capacidad de compra. Incluso cuando el esquema de protección social de un país incorpora la aplicación
regular de mecanismos de ajuste inflacionario, los beneficios son ajustados, en la práctica, después de extensos retrasos
— por lo general hasta seis meses — debido a procedimientos administrativos. También es importante reconocer que la inflación volátil tiene el potencial
de agobiar la estructura financiera de un sistema de protección social, como ocurrió en países que experimentaron niveles de inflación por encima de 30 por ciento entre 1970 y fines de
los años 90.
En el otro extremo, están los argumentos que ven al excesivo control de la inflación como un peligro para la pobreza y el crecimiento económico. Sostienen que ciertas medidas,
como altas tasas de interés o requerimientos de reserva, pueden generar un creciente
31
Este enfoque es más controversial, puesto que se ha encontrado que puede ser necesario un determinado nivel de inflación inflación moderada, no altos episodios inflacionarios para generar
una actividad económica adicional.
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desempleo, una baja demanda agregada y un crecimiento débil. Las altas tasas de interés son particularmente malas para los productores pequeños y para aquellos que ya de por sí tienen
un acceso limitado al financiamiento, como ser mujeres y personas con activos limitados. La caída en la producción y el empleo también pueden debilitar la capacidad de negociación
de los trabajadores y deprimir los salarios, y en consecuencia, aumentar indirectamente la pobreza. A su vez, todo esto debilita la capacidad de los hogares para invertir en la niñez y
atender sus necesidades. El FMI, teniendo conocimiento de los riesgos potenciales de una inflación baja sobre el crecimiento y la pobreza, recomendó a los gobiernos elevar la
inflación por encima del parámetro del 5 por ciento durante el 2009, a fin de responder a la crisis de alimentos, de combustibles y financiera FMI, 2009. Sin embargo, es importante
subrayar que existen diversos puntos de vista sobre lo que se constituye un nivel de inflación «aceptable». En la tabla 9 se observa que este valor puede variar entre 3 y 40 por ciento.
En general, la flexibilidad necesaria para buscar una política de expansión monetaria está estrechamente relacionada con el grado en el que los salarios e ingresos son «indexados»
— es decir, ajustados automáticamente a cambios en los precios. En los países en desarrollo, donde la mayoría de los ingresos, incluyendo los ingresos salariales, tienden a moverse junto
con los precios, puede darse una tolerancia social a tasas de inflación relativamente altas, especialmente si permite que las personas puedan seguir consumiendo bienes y servicios
básicos. Pero en otros países en desarrollo, donde los ingresos salariales y las ganancias de los trabajadores independientes no se incrementan mucho cuando suben los precios,
inclusive las tasas de inflación bajas pueden causar daños sociales, especialmente si la inflación no está acompañada por mayor empleo.
Tabla 9. Umbrales seguros de inflación para países en desarrollo
Autores Umbrales de inflación
Documentos académicos
Fischer 1993 15-30
Bruno 1995 20
Barro 1996 10-20
Bruno and Easterly 1998 40
Gylfason and Herbertsson 2001 10-20
Rousseau and Watchel 2002 13-25
Burdekin et al. 2004 3
Gillman et al. 2004 10
Sepehri and Moshiri 2004 5-15
Pollin and Zhu 2006 14-16
Li 2006 14
Vaona and Schiavo 2007 12
US GAO 2009 5-12
Bick 2010 12
Kremer et al. 2011 17
Documentos del FMI
Sarel 1996 8
Ghosh and Phillips 1998 5
Kochar and Coorey 1999 5
Khan and Senhadji 2001 11-12
Selassie et al. 2006 5
Espinoza et al. 2010 10
Blanchard et al. 2010 4
Fuente: Revisión de la literatura realizada por los autores.
En última instancia, esto significa que los umbrales de inflación son arbitrarios, basados en situaciones particulares y sociedades distintas, y que la política monetaria debería ser diseñada
para promover la generación de empleo. Bajo esta consideración, las estimaciones del FMI indican que 77 países en desarrollo tuvieron tasas de inflación por debajo del cinco por ciento