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Espacio fiscal para la protección social y los ODS
Tabla 2. Países en desarrollo que han reducido sus tasas impositivas para el segmento de ingreso
más alto, 2014
Impuesto al ingreso personal Impuesto al ingreso empresarial
Antigua y Barbuda Mozambique
Sierra Leona Ecuador
Antillas Holandesas Albania
Fiji Nueva Zelandia
Alemania Francia
Noruega Israel
Gibraltar Pakistán
Grecia Panamá
Guatemala Samoa
Hungría Senegal
Islandia Sierra Leona
Isla del Hombre Sudán
Jamaica Suazilandia
Jordán Siria
Letonia Tanzanía
Líbano Tailandia
Malawi Túnez
Malta Reino Unido
Mauricio Yemen
Fuente: Cálculo elaborado por los autores con datos de KPMG, extraídos el 6 de febrero de 2015 Se incluye a países cuya tasa impositiva marginal el 2014 fue menor que la tasa promedio del 2010-13.
Adicionalmente, existe una gran necesidad de incorporar, cada vez más, ingresos tributarios progresivos para contrarrestar las tendencias actuales de desigualdad. La extensa
desigualdad de ingresos que caracteriza a la mayoría de los países en desarrollo — en
particular países de ingreso medio — ha estado siendo exacerbada en el transcurso de los
recientes años debido al lento crecimiento y la persistencia de un alto desempleo, volatilidad en los precios de alimentos y combustibles, y patrones de bajo gasto de los gobiernos que,
en conjunto, tienen un impacto desproporcionado y negativo en los quintiles inferiores Ortiz y Cummins, 2011:33-36. Como resultado, los ingresos tributarios
— que, entre los impuestos, son el principal instrumento de redistribución para los formuladores de política
— deben ser analizados en términos del espacio fiscal y la equidad.
3.3. Impuestos a las corporaciones y al sector financiero
Otra posible estrategia para generar ingresos fiscales adicionales es el incremento de impuestos a las corporaciones. Países en desarrollo de todas las regiones, excepto de
América Latina, han reducido sus impuestos comerciales entre el 2005 y 2014. Europa y Asia Central, así como África subsahariana, experimentaron las reducciones más grandes,
según los datos del Banco Mundial Indicadores de Desarrollo Mundial, 2015. Asia Oriental y el Pacífico, así como el Oriente Medio y África del Norte han reducido también sus tasas
impositivas comerciales en 3 por ciento y 6 por ciento en el mismo periodo, respectivamente
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.
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Cálculo elaborado por los autores con datos de Indicadores de Desarrollo Mundial 2015.
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La lógica para reducir las tasas gravadas a las corporaciones así como los costos y licencias relacionadas, fue promover la toma de riesgos del sector empresarial y generar
nuevos negocios. Sin embargo, se debe hacer un análisis cuidadoso, para asegurar que las ganancias en el corto plazo, no sean a expensas de la inversión en desarrollo humano y
económico. Esto puede ser muy importante en aquellos países que han experimentado mayores reducciones
— por ejemplo, Bielorrusia, Georgia, Mauritania, Sierra Leona y Timor-Leste, los cuales redujeron sus tasas impositivas comerciales por más del 25 por
ciento entre 2005 y 2010 — así como aquellos que tienen entre las tasas impositivas
comerciales más bajas del mundo — por ejemplo, Georgia, Kosovo, Lesotho, Macedonia,
Vanuatu, Timor-Leste y Zambia, los cuales tuvieron tasas impositivas por debajo del 17 por ciento al 2014
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. Esta lógica es cuestionada en muchos países tras la crisis financiera, en particular en
relación al sector financiero. Los impuestos al sector financiero pueden dar lugar a una importante fuente de ingresos públicos para el desarrollo social, siempre que su impacto en
el desarrollo del sector financiero sea cuidadosamente evaluado. Muchos países están considerando tasas impositivas especiales sobre las utilidades y la remuneración que pagan
las instituciones financieras. Por ejemplo, Turquía grava todos los ingresos de bancos y compañías de seguros y, el Reino Unido y Francia, gravaron con el 50 por ciento todos los
pagos por distribución de bonos superiores a €25.000 FMI, 2010a. Otro ejemplo, es un impuesto a los débitos bancarios en Brasil, que grava con 0.38 por ciento a los pagos de
factura en línea y a los retiros de efectivo altos; el cual, antes de ser suspendido en 2008, recaudó aproximadamente 20.000 millones por año, permitiendo financiar programas de
salud, reducción de la pobreza y asistencia social. Por último, Argentina grava con un 0,6 por ciento a las compras y ventas de participaciones de capital y bonos, lo que generó, en 2009,
más del diez por ciento de los ingresos totales del gobierno central Beitler, 2010.
Se ha estimado que, a nivel internacional, la aplicación de un impuesto a las transacciones en moneda nacional sobre las cuatro mayores divisas, podría generar hasta
33.000 millones por año para la ayuda a países en desarrollo. Y si se aplicara más ampliamente, cubriendo todas las transacciones financieras a nivel global, un impuesto de
0,01 por ciento podría generar más de 1 billón anualmente Leading Group on Innovating Financing for Development, 2010.
Gravar las transacciones del sector financiero es una opción viable para financiar la protección social Recuadro 5. Un impuesto sobre las transacciones financieras tiene
diversas ventajas. En primer lugar, es relativamente fácil de implementar y monitorear porque trabaja en entidades bancarias supervisadas que utilizan transaccionesarchivos
electrónicos. En segundo lugar, cubre a todas las personas, incluso a las que han evadido las contribuciones de planilla. En tercer lugar, es un instrumento de control fiscal que permite
realizar una verificación cruzada con información sobre todas las transacciones financieras que sea dan. En cuarto lugar, es altamente progresivo y permite que los recursos sean
canalizados directamente de los sectores formales de la economía a aquéllos sectores que necesitan protección social. Esto tiene especial importancia considerando que la mayoría de
los países en desarrollo tienen una estructura tributaria altamente regresiva, que depende principalmente de los impuestos indirectos. La aplicación de un impuesto a las transacciones
financieras para el gasto social deber ser considerada como una opción viable para incrementar el espacio fiscal en favor de las inversiones sociales.
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Ibídem.