Pobreza y exclusión

Aunque expuesto de forma muy simplificada, estos serían los aspectos más importantes de la economía emberá y wounaan. En resumen, la agricultura, la pesca, la cría de animales, la cacería, la artesanía y el jornal, en algunos casos. Aunque resulta un número variado de actividades y una gran cantidad de productos que se comercializan, los emberá y wounaan no mantienen un poder adquisitivo alto, sus ingresos son bastante bajos, en general son víctimas de altos niveles de pobreza y desnutrición y de bajos índices de educación formal estatal. En suma, son excluidos social, política y económicamente.

5. Pobreza y exclusión

Aquí sólo se adelantan algunas observaciones, tomando en cuenta que el mismo término de exclusión no ha sido completamente definido y responde a contextos sociales diversos. De tal manera, un individuo puede estar integrado en un ámbito particular y excluido de otro. En la exclusión, se produce la “acumulación de desventajas que llevan a la privación de la vida en sociedad. Desventajas en la ley, en las instituciones públicas y en el acceso a las riquezas del país” Garay en Suárez, 2003: 86. Se podría considerar: “1 como una problemática social de acceso a bienes, servicios y procesos políticos, 2 como problemática de ciudadanía, por la supeditación y anteposición de los derechos de los individuos y 3 como una problemática de realización de los individuos, como se consideran que son y están en la sociedad” Ídem. No sólo podemos relacionar tales afirmaciones con lo que se describe sobre los emberá y wounaan de Jaqué, sino que también existen otros elementos, no tan alentadores, que muestran la precariedad en estas comunidades. “En cuanto a la realidad de la pobreza y pobreza extrema, en general, la provincia de Darién y las Comarcas Indígenas circundantes presentan uno de los más altos índices en el país, según información gubernamental del año 2003” Sánchez Saavedra, 2005: 4. Esta información señala que a nivel nacional, por corregimientos, Jaqué, junto con otros del país, se sitúa en los más altos índices de pobreza general 54 . Los ingresos en la provincia han sido escasos o muy bajos en comparación con las inversiones que se deben hacer para la subsistencia, donde los productos de consumo cotidiano, dada las distancias y las difíciles vías de acceso, son dos y tres veces más caros. En la provincia de Darién, el ingreso promedio es de B. 80.00 mensuales —menos de la mitad del promedio nacional— y el 78 de la población se clasifica como “indigente” o “pobre” Programa de Desarrollo Sostenible del Darién, 1998. Una realidad que no ha variado mucho en los últimos 8 años. Para el caso de la población indígena, siendo más grave la situación entre los emberá y wounaan, se ha señalado lo siguiente: “En Darién también, los ingresos de los grupos indígenas están muy deteriorados. De cada 100 indígenas, 85 de ellos no reciben ingresos o reciben menos de 100 balboas de ingreso. También aquí el caso más serio es el de los Emberá y los Wounaan. La Comarca Emberá así como la Provincia del Darién, son los principales centros de expulsión de estos grupos 54 Para un análisis de esta información puede verse en línea Los Mapas de la Pobreza, del Ministerio de Economía y Finanzas, a través de la siguiente dirección electrónica link: www.mef.gob.paindicadoresMapas20de20la20pobreza.asp étnicos, que se mueven, especialmente hacia Panamá y Colón” Quintero y Hughes, 2005: 32. Ahora, para el caso particular de lo que ocurre en las comunidades del río Jaqué y Pavarandó, el total de la población, es decir, sus 717 habitantes, carecen de un trabajo estable que les represente ingresos fijos. En todas las comunidades, los grupos domésticos cuentan con ingresos fluctuantes provenientes principalmente de la agricultura de subsistencia. No son ellos los que controlan la demanda, los contactos y la comercialización de sus productos fuera del corregimiento. En otros términos, están sometidos a las decisiones y acciones de los intermediarios y comerciantes no indígenas presentes en Jaqué Centro. En otras palabras, lo expresó Marianela Martinelli al referirse a Jaqué: “Existe un gran problema para la venta y comercialización de los principales productos como plátano, arroz y maíz debido al abuso y aprovechamiento de los comerciantes que son los dueños de los barcos, piladora, secadora y el comercio en general, quienes fijan los precios y marcan las pautas en la compra de los productos” Martinelli, 2004: 18. Uno de los principales paliativos que recibía el productor indígena de los ríos Jaqué y Pavarandó era la compra de sus cosechas por parte de las organizaciones y cooperativas tales como la Organización de Productos Emberá y Wounaan de Jaqué OPEWAJ o la Asociación de Productores Colombo Panameña de Jaqué APACOJA. Sin embargo, tales organizaciones han mermado la capacidad de compra de los productos agrícolas 55 . 55 Como ya lo menciona M. Martinelli: “Jaqué cuenta con buenas tierras para la producción de los diferentes productos pero hay inconformidad por parte de los productores quienes son afectados directamente por los comerciantes y porque no cuentan ellos con una organización sólida que Miremos entonces la comercialización de los principales productos entre los emberá y wounaan del valle del río Jaqué: el plátano, el arroz y el maíz. Los alimentos de base de los cuales únicamente depende la subsistencia y la economía de las familias. Para el caso del arroz, un producto también cotizado por la población afro y “latina”, los comerciantes compran el producto a un precio irrisorio, tomando en cuenta los gastos en insumos y mano de obra en que se incurre, y lo venden, generalmente, hasta por el doble del precio original. “El quintal de arroz en cáscara es vendido por el productor al comerciante a la suma de 8.00 ocho balboas el quintal. El precio depende si las organizaciones de productores compran o no compran el producto: si las organizaciones OPEWAJ y APACOJA compran el producto, el precio sube y se mantiene a un precio de nueve balboas el quintal; si las organizaciones de productores no compran como este año 2004, el precio puede bajar a seis o cinco balboas el quintal, porque son los comerciantes que se ponen de acuerdo para fijar el precio según la competencia que se tiene en el área. Estos precios contrastan con los de la capital ya que el precio de venta de arroz pilado en Panamá es de 22.00 a 24.00 balboas el quintal…” Martinelli, 2004: 18 En tanto, la producción de plátano, que representa un ingreso familiar permanente, igualmente presenta estos contrasentidos en su comercialización, debido al acaparamiento y las estructuras del mercado local y de poder 56 . pueda hacer frente a esta situación de abuso de los comerciantes. Las organizaciones existentes APACOJA y OPEWAJ no tienen la capacidad de hacer frente para romper la estructura económica existente ya que tienen problemas de liderazgo, problemas económicos por mal manejo y mala administración, y una mala imagen hacia los propios socios y hacia la población en general” Martinelli, 2004: 18-19. 56 El análisis de las estructuras de poder y el conflicto en comunidades étnicas, como es el caso de Jaqué, en Darién, ya lo habían adelantado investigadores jesuitas, a mediados de la década de 1970, tras el estudio de caso del Valle del río Sambú Bilbao, Falla y Valdes, 1979. El planteamiento principal de esta investigación “es que el conflicto es esencialmente de clase y que, por lo tanto, es el análisis de la “estructura de poder” el que permite comprender la conformación “Además de ser quizás el principal producto para la subsistencia, es comprado cada quince días por los barcos a un precio de 2.50 balboas el ciento y es vendido por éstos en Panamá a un precio de 8 a 10.00 balboas el ciento y a veces hasta 12.00 cuando hay escasez” Martinelli, 2004: 18. El maíz, en cambio, ya sólo es cultivado por su valor simbólico entre los emberá y wounaan de Jaqué, pues toda la inversión en tiempo, trabajo e insumo no se ve recompensada. El producto de la cosecha es sobretodo para el consumo doméstico, lo cual incluye una parte para alimentar a los animales. De lo poco que se vende, en caso de necesidades urgentes, “es comprado en su mayoría por los comerciantes del pueblo, quienes fijan el precio de este producto a la suma de 5.00 a 6.00 balboas el quintal, luego es vendido… en la ciudad de Panamá a un precio de 10.00 a 12.00 el quintal” Ídem. En ocasiones, tanto la cosecha de maíz y de arroz es comprometida ante los comerciantes y dueños de cantinas a cambio de insumos agrícolas, herramientas y licor. En todo caso, por la ayuda o el apoyo en cualquier emergencia, los indígenas comprometen sus cosechas con un único comerciante, en donde también puede haber relaciones de compadrazgo. Mientras los emberá y wounaan de Jaqué venden sus productos a bajos precios, controlados por los intermediarios y comerciantes, deben comprar, a de las comunidades étnicas. Esa “estructura de poder” estaría conformada por “bloques de poder” y éstos, a su vez, por grupos étnicos indios, negros y latinos” Sánchez, 2002: 58-59. éstos mismos, productos del mercado local como sal, café, azúcar, latas de sardinas, jabón y otros, a precios que están al doble o el triple de su costo original. Bien, lo decía ya J. Rodríguez Jalón: “Si a todos los campesinos se les puede aplicar la definición de “hombres que venden barato y compran caro”, esta definición la viven con todas sus trágicas consecuencias los indígenas, quedando atados económicamente por las deudas contraídas en las tiendas” Rodríguez Jalón, 2004: 189. Estas acciones de los intermediaros se transmite de la misma manera a otro producto que es muy cotizado en la región: las artesanías. La comunidad que más artesanías produce es Biroquerá, seguido por El Coco. Quienes compran tales artesanías son los propietarios del hotel Tropical Star Lodge o los mismos turistas. Son ellos los que imponen el precio de los porongos, platos, taguas y tallas en madera y estiman la calidad de los productos; y mientras el poronguito pequeña vasija elaborada con tejido de una penca de palma vegetal 57 menos elaborado es comprado entre 5.00 y 9.00 balboas, puede ser vendido a 15.00 y 20.00 balboas. La única oportunidad de vender las artesanías la ofrece el hotel. No es casual, entonces, que el cálculo de los ingresos mensuales en las comunidades sea bastante bajo. En El Coco, por ejemplo, el 59.2 de los entrevistados mantiene un ingreso que va desde menos de 10.00 balboas hasta los 15.00 balboas mensuales. El 29.6 posee un ingreso que va de los 20.00 a 57 Para conocer más sobre la elaboración de la artesanía emberá y wounaan puede consultarse a Callaghan, 2002. los 50.00 balboas mensuales. Sólo el 11.1 posee un ingreso que está por encima de los 50.00 balboas mensuales. En Peñita, el 30 de las viviendas posee un ingreso que va desde menos de 10.00 a 15.00 balboas mensuales. El 50 posee un ingreso entre los 20.00 y 30.00 balboas. El 10 obtiene un ingreso por encima de los 50.00 balboas. Ingresos muy bajos, tomando en cuenta las necesidades básicas que deben suplir estas comunidades y lo numeroso que son los habitantes de estas viviendas. Los ingresos, a penas alcanzan para la subsistencia, que en ocasiones se encuentra secuestrada por los comerciantes e intermediarios o pendiendo del hilo de la naturaleza, pues las inundaciones de los ríos provocan agudas hambrunas y desestabilizan la convivencia en las comunidades río arriba. TABLA Nº 26: Ingresos por vivienda en comunidades de los ríos Jaqué y Pavarandó 58 Comunidad Rangos de ingreso mensual en balboas por vivienda -10 10 15 20 25 30 40 50 +50 SR Biroquerá 10 4 7 2 6 3 El Coco 10 1 5 4 1 1 1 1 3 Lucas 1 1 2 2 2 Llano Bonito 3 2 3 1 2 3 Peñita 2 1 3 2 1 1 Valle Alegre 6 4 2 1 TOTAL 31 7 16 15 6 12 8 4 4 1 29.8 6.7 15.4 14.4 5.8 11.5 7.7 3.9 3.9 0.9 Fuente: Elaboración propia sobre la base de la encuesta aplicada para la investigación, entre mayo y junio del 2005. 58 Le pedimos al lector que debe recibir esta información con cierta delicadeza, pues muchos de los datos no se compaginan con observaciones de los mismos residentes de las comunidades. Por ejemplo, el dirigente de la comunidad de Biroquerá advertía que la venta de artesanías elevaba mucho los ingresos mensuales familiares hasta por el orden de los 250.00 balboas. Un salario muy superior al promedio general. Por otro lado, este dominio de la economía por parte de unos cuantos comerciantes en el corregimiento de Jaqué, se mezcla con las esferas del poder político estatal. La política electoral es claramente dominada por los no indígenas. Hasta hace unos años, uno de los comerciantes, dueño de uno de los dos barcos que transporta mercancía de Jaqué a la capital, propietario de una de las cantinas del lugar, dejo de ser representante de corregimiento por aproximadamente 3 períodos electorales 15 años. Lo que ha ocurrido es que “los representantes de corregimiento han velado por sus intereses individuales y poco han hecho por la comunidad y el corregimiento” Martinelli, 2004: 28. Otro de los comerciantes, quien también es productor agrícola, desde hace décadas, ostenta la representación del Ministerio de Desarrollo Agropecuario en la zona. Apoyar efectivamente el desarrollo de la producción y la capacitación técnica de los indígenas es incidir en su propio status quo. Las estructuras políticas tradicionales indígenas no han podido entrar en esa lucha por ganar espacios estatales. La misma dependencia económica con respecto a Jaqué Centro y los comerciantes, evita que puedan tener alternativas. Los esfuerzos por incidir en la política electoral han sido individuales y las campañas de las Ong, como Fe y Alegría, y la Iglesia Católica, a través del equipo misionero del Vicariato Apostólico del Darién, por apoyar la participación de los emberá y wounaan en el ascenso en el poder político, y romper con los tentáculos de las existentes estructuras de poder, han sido infructuosos. Ante un panorama que parece desalentador para los emberá y wounaan de Jaqué en cuanto a su participación ciudadana y acceso justo a bienes y servicios, no podemos negar que han existido estrategias para hacerle frente. Por un lado, sigue habiendo un gran valor y consideraciones de importancia entre la mayoría de los indígenas hacia la organización política tradicional. Por otro, como una manera de salvaguardar la subsistencia alimentaria del grupo una de las estrategias principales ha sido la migración hacia la cuidad capital. Una estrategia que no sólo es parte de estos dos pueblos indígenas sino que también de otros, como los ngóbes, buglés, kunas, bribris y nasos Quintero y Hughes, 2005. Como mencionamos al inicio de este capítulo, ahora la mitad de la población emberá y wounaan reside en áreas de la provincia de Panamá. Incluso, están presentes en todas las provincias del país. La migración no sólo responde a los altos índices de empobrecimiento material sino que también a la falta de acceso a la educación y a la salud. “Para el caso de la Comarca Emberá-Wounaan 40 de cada 100 personas no llegan a tercer grado de primario. Mientras a nivel nacional 7 de cada 100 personas son analfabetas, en la Comarca Emberá-Wounaan 32 de cada 100 son analfabetas y en la Provincia de Darién 23 de cada 100. Sin embargo, aún cuando existen serias dificultades educativas los pueblos indígenas continúan luchando por acceder a la educación” Quintero y Hughes, 2005: 34. No son muchos los que en Jaqué tienen acceso a la educación secundaria y la gran mayoría de los adultos, para el caso de las comunidades de los ríos, son analfabetos. El costoso traslado hasta Jaqué Centro y la falta de dónde poder alojarse de los jóvenes durante el período escolar, hace que no todos puedan tener acceso a la educación en el Colegio de Jaqué. Muchos padres, según su situación económica, han tenido que valorar el traslado hasta el pueblo. Al respecto, las mujeres emberá y wounaan son las que menos tienen acceso a la educación. La misma organización familiar le recarga un gran cúmulo de trabajo doméstico a la mujer que termina por excluirla del poco acceso que se tiene a la educación. Además, las uniones maritales a temprana edad repercuten más fuertemente en la mujer, pues el hombre tiende a unirse, en promedio, después de los 20 años 59 . De una forma muy resumida, hemos podido presentar algunos aspectos explicativos concernientes a las estructuras de poder local que sustentan la exclusión. Sin embargo, no podemos obviar la incidencia que ha tenido la falta de inclusión de Darién al desarrollo nacional del país. La exclusión es una generalidad de la provincia de Darién y tal situación repercute en la falta de fiscalización y transparencia de los fondos que se utilizan para las mejoras sociales de la población darienita. Sus inversiones refuerzan la continuidad de dichas estructuras de poder, que están articuladas en las relaciones interétnicas 59 En Biroquerá, por ejemplo, la comunidad más cercana a Jaqué Centro, de la población de 10 años en adelante tan sólo 33 han completado la educación primaria, tomando en cuenta que son 160 personas en estos rangos de edad. En otros términos, 21 de cada 100 han completado la educación primaria. De esas 33 personas, 8 tienen un primer ciclo de secundaria incompleto y solamente 4 personas lo han completado. No hay ningún habitante de Biroquerá que posea una educación secundaria completa ni tampoco universitaria. Miremos estos mismos datos para el caso de las mujeres wounaan en Biroquerá. De esas 33 personas que han completado su educación primaria, 9 son mujeres y con primer ciclo de secundaria incompleto son apenas 3 de ellas. Ninguna mujer posee un primer ciclo completo ni secundaria completa. Es decir, el 5.6 de las mujeres, de 10 años en adelante, en Biroquerá ha completado la educación primaria. de la región. Tal y como mencionan B. Quintero y W. Hughes en general de la población indígena en Panamá queremos concluir este apartado: “Estos datos de pobreza no son sorprendentes a la luz del conjunto de la información socioeconómica de los pueblos indígenas. Considerando la situación productiva observamos la baja capacidad de consumo potencial, en comparación con el promedio nacional y en relación a las necesidades básicas. En materia de ingresos es la población con los niveles más deteriorados, aunque entre las etnias existen situaciones más severas que otras. Por último, el acceso a los servicios básicos es altamente deficiente. El nivel de pobreza aquí manifiesto, sólo es expresión de su exclusión social” Quintero y Hughes, 2005: 37. “LA CASA En la mayoría de los casos el tambo no tiene más que dos partes diferenciadas: la cocina, y la sala de estar-comedor-dormitorio-despensa-almacén de herramientas, pues todas estas funciones tiene el espacio, generalmente abierto sin paredes ni tabiques, en el que viven los indios chocóes. El piso está hecho de caña de bambú,… y se mantiene sobre gruesos horcones o pilares de madera, a una altura de entre uno y tres metros sobre el nivel del suelo, en previsión de las crecidas del río. La escalera para alcanzar el piso consiste en un tronco de madera ligera con hendiduras a lo largo, a modo de escalones… El “corazón” de la cocina son tres pesados troncos de combustión continua y lenta, que forman el fogón sobre el que se calientan las ollas con arroz, pescado o plátano. Bajo la olla se dispone la leña astillada que controlará la fuerza del fuego. Encima del fogón, sostenida por lianas desde el techo, cuelga una rejilla de madera que sirve para ahumar pescado o carne, que de esta forma podrían conservarse durante unos días… Otra pieza del “mobiliario” de la cocina es una simple tabla de madera colgada del techo, que hace las veces de estantería o armario. Sobre ella se acostumbra a haber un botecito con sal, una botella de aceite, algo de azúcar y quizás achiote…, para dar algo de color a las comidas. Algunas cacerolas, unos platos, vasos y cubiertos, algún cucharón y un venteador para avivar el fuego son el resto de herramientas de cocina… El mobiliario del espacio principal del tambo puede consistir en una o dos hamacas colgadas del techo; alguna otra estantería al estilo de la cocina, con objetos varios como lámparas caseras de kerosene, cuadernos escolares, botes con semillas o jabón… También puede haber un arco con sus flechas que ya nadie utiliza y tal vez un viejo fusil americano de repetición de pequeño calibre; cestas… de distintas tramas y tamaños, totumas recipientes sacados del fruto de una especie de calabaza, y largos tridentes o lanzas de metal utilizados para pescar. También colgarán cuerdas con ropa tendida, y habrá sacos vacíos o llenos de arroz o maíz. Según la temporada habrá plátanos, mangos, zapotes, naranjas o caña de azúcar puestos en algún rincón…”. Tomado de: Muñoz, L. M. 1997. RECUADRO Nº 2: La Casa C C A A P P Í Í T T U U L L O O T T E E R R C C E E R R O O U U N N A A C C E E R R C C A A M M I I E E N N T T O O A A L L O O S S A A C C T T U U A A L L E E S S M M I I G G R R A A N N T T E E S S E E M M B B E E R R Á Á Y Y W W O O U U N N A A A A N N C C A A P P Í Í T T U U L L O O T T E E R R C C E E R R O O U U N N A A C C E E R R C C A A M M I I E E N N T T O O A A L L O O S S A A C C T T U U A A L L E E S S M M I I G G R R A A N N T T E E S S E E M M B B E E R R Á Á Y Y W W O O U U N N A A A A N N “Bueno yo no lo veo tan digamos como… diferente a nosotros porque claro ellos son de otro río, pero son indio ¡no Entonces no, no vemos, digamos, diferentes. Solamente la diferencia porque como ellos viven en otro…, digamos, otros lugares sólo eso es la diferencia, ¡veo yo no” Mujer Emberá, 2005 Figurar que existen diferencias considerables entre los emberá y wounaan que migran y entre aquellos y aquellas que son nativos de la zona resulta un error. Las migraciones en esta región han sido constantes, ya sea de aquellos que habitan la región de Jaqué y que migran hacia regiones fronterizas en Colombia o viceversa. En palabras de un dirigente o nokó: “nosotros somos… la descendencia to’ somos de allá, ¡no Yo siempre hablo eso. ‘To somos…, la descendencia son los que están aquí, es panameño somos como en Colombia”. La diferencia principal ha sido la experiencia de los y las emberá y wounaan antes de venir a vivir a Jaqué. Su relación con condiciones económicas, sociales y políticas particulares presentes en Colombia, que han condicionado sus interacciones con un mundo no indígena particular. Sin embargo, en todas ellas ha prevalecido la exclusión y el empobrecimiento. Ya en Panamá, deben enfrentarse o ajustarse también a la legislación migratoria panameña, a una economía basada en productos agrícolas un tanto diferentes, como lo es el arroz, a una organización política tradicional un tanto distinta y a nuevos canales de relaciones sociales. La movilidad de que disponen los emberá y wounaan nativos del lugar es menos limitada de la que poseen los emberá y wounaan migrantes, por carecer estos últimos de documentos panameños. No obstante, este no es un aspecto que sólo afecta a los y las migrantes. Dentro de los propios nativos existen algunos que no cuentan con documentación panameña; ya sea porque no fueron registrados en su nacimiento o aún no han podido hacer las gestiones pertinentes para obtener su cédula de identidad personal. Aún cuando conocemos que no existe diferencia significativa, hemos ubicado este apartado como una forma de poder distinguir información sobresaliente concerniente a los y las actuales migrantes, relacionada con la población, los grupos domésticos, las mujeres y losas niñosas.

1. La Población y sus características