La Autoridad Política “Tradicional” entre los emberá y wounaan de Jaqué

tipo de organización política antes de la década de 1980 no había sido adoptado Rodríguez Jalón, 2004: 185.

3.1. La Autoridad Política “Tradicional” entre los emberá y wounaan de Jaqué

A pesar de que ya existían gérmenes de organización política, como sugería una encuesta, realizada en 1979, en la región de Jaqué, donde “en un 100, al mismo tiempo que piden un estatuto de comarca, piden la creación de un cacique general para esta región y al mismo tiempo nokós en cada poblado, elegidos libremente por ellos entre los miembros de sus comunidades” Rodríguez Jalón, 2004: 186. En realidad tal modelo de organización política comienza a ser implementado a partir de 1982, cuando se escoge, por primera vez, el Cacique Regional que abarcaría a los corregimientos de Puerto Piña y Jaqué, según narraba un excacique regional de Jaqué. Antes de ese año, los emberá y wounaan de Jaqué, tendrían que haber sido representados por el Cacique escogido en la zona de jurisdicción de Sambú. Las aseveraciones del sacerdote J. Rodríguez Jalón así lo señalan: “Según lo establecido por el “Proceso Revolucionario”, a los chocóes panameños los representan tres caciques. El Primer Cacique tiene su sede en Unión Chocóes sic, Río Tuira, el Segundo Cacique en un poblado del Río Chico, afluente del Chucunaque y el Tercer Cacique en un poblado del Río Sambú. A este le correspondería representar a los chocóes jaqueenses y del Corregimiento de Puerto Piñas, pero en realidad no ejerce entre ellos ninguna representatividad” Rodríguez Jalón, 2004: 185. Esto no ocurría así porque quien ejercía la autoridad en toda la zona era el corregidor y el jefe de la antigua Guardía Nacional en Jaqué, ambos autoridades no indígenas, escogidas por el gobierno nacional de aquel entonces. El corregidor nombraba así a un “comisario” para que lo representara en cada parte de las zonas del corregimiento: Chadó, Pavarandó, Julián, Lucas, Mamey y Biroquerá. Para aquel momento, entre 1979 y 1980, sólo entre las cuatro últimas localidades el comisario era emberá o wounaan, para las otras eran afros libres o mestizos latinos Rodríguez Jalón, 2004. Actualmente, los indígenas del Corregimiento de Jaqué mantienen en funcionamiento el tipo de organización política emberá y wounaan o autoridad tradicional emberá y wounaan. Cada comunidad cuenta con un dirigente o nokó, un dirigente suplente, varios “zarras” o policías e inclusive algunas de ellas, por iniciativa de cada dirigente y por la cantidad de población con que cada una cuenta, se organizan con una Junta Directiva presidida por el dirigente y compuesta por: el secretario, el tesorero, el fiscal y los vocales. La acción del nokó es motivar a la comunidad para que en asambleas comunitarias se discutan distintos problemas que competen al poblado o a la región. Además, organiza los distintos trabajos comunitarios, sobre todo aquellos que tienen que ver con la limpieza de la comunidad. También actúa como mediador en disputas o peleas familiares, “matrimoniales” o vecinales. El dirigente es quien representa a la comunidad frente a las autoridades del gobierno nacional o no indígenas. Igualmente participa en asambleas mensuales denominadas Consejos Nokó. Idealmente en los Consejos Nokó participan los distintos dirigentes de las comunidades, aunque también los dirigentes suplentes o segundos dirigentes, el cacique regional, el segundo cacique regional o cacique regional suplente, los miembros de la junta directiva del Consejo Nokó, asesores religiosos y religiosas de la iglesia católica, representantes de ONG que trabajan en la zona y otros, autoridades gubernamentales invitadas y algunas personas de las comunidades. En la experiencia de esta investigación o durante su desarrollo la participación no parece estar restringida. Por su parte, el cacique regional, escogido cada tres años mediante un tipo particular de elección popular, idealmente representa a todas las comunidades indígenas de los corregimientos de Jaqué y Puerto Piña. Para su escogencia, los candidatos se colocan sobre sillas o bancos, mientras los hombres y mujeres indígenas adultos, que se muestran a favor de uno de ellos, se colocan frente al candidato formando una gran fila. El candidato que cuente con la mayor cantidad de personas frente a él, formando una fila, es seleccionado para ejercer como cacique regional. Los caciques regionales pueden ser reelectos, dependiendo de su desempeño como tal y del grado de simpatía adquirido en sus años como autoridad. En Jaqué también se celebran los denominados Congresos Regionales, en donde igualmente participan los dirigentes de las distintas comunidades, pero también asisten a ellos, de una forma más masiva, los distintos pobladores de las comunidades emberá y wounaan de Jaqué. Este congreso cuenta también con una junta directiva presidente, vicepresidente, secretario, tesorero, fiscal y vocales. En un artículo que narra la experiencia de Fe y Alegría en Panamá, a través del caso particular del acompañamiento de la población indígena de Jaqué, hablando en general sobre la autoridad tradicional emberá y wounaan de Darién, se resume lo siguiente: “Su estructura de gobierno se da a través de Asambleas cuya máxima autoridad es el Congreso Regional, en el que se reúnen los delegados de las comunidades. El Congreso elige a las autoridades indígenas que se encargan de representar los intereses ante el gobierno. Existen también Congresos Regionales en Cémaco y Sambú, que nombran al Cacique Regional. En cada comunidad existe un Congreso Local, que elige el representante de la comunidad o Noko y entre ellos conforman el Consejo de Nokoes” Concepción y Martínez, 2002: 136. Dentro de este tipo particular de Autoridad Tradicional Indígena, en la actualidad, distintos aspectos salen a relucir que de una u otra forma socavan su legitimidad. En primer lugar, hasta la actualidad, la influencia que ha mantenido el corregidor y la Policía Nacional sobre las regiones de Jaqué aún no ha dejado de existir. Los indígenas emberá y wounaan interactúan entre dos tipos de legalidades: la autoridad indígena y la autoridad del Estado panameño. Muchos casos que se suscitan en las comunidades indígenas son ventilados a través del corregidor, quien envía citaciones a las personas implicadas. Es más, en ocasiones el mismo dirigente o el mismo cacique regional remite a las autoridades estatales diferentes problemas, entre ellos aspectos relacionados con migrantes. Tal problema lo señala uno de los asesores no indígenas en el Consejo Nokó, celebrado del 3 al 5 de junio del 2005: “Por cualquier bobadita los mandan dizque a migración, por cualquier bobadita va allá dizque a la corregiduría, entonces cuáles son los problemas que van a tratar los dirigentes. Entonces miren a ver cuáles son los problemas que tiene que tratar los dirigentes de las comunidades. No vayan aventando a cualquiera así, por cualquier bobada, a la corregiduría o a migración, traten de ver sus problemas en las comunidades. Porque después, ¿qué es lo que hace la autoridad tradicional? Lo que decían ahora, por cualquier cosa, se brincan al cacique, se van por encima del cacique, por encima de la autoridad tradicional a llevar el problema más allá. Entonces, la autoridad tradicional va perdiendo. Ustedes que mirar a ver: ¿Qué es, cuáles son los problemas que tiene que mirar la autoridad tradicional en sus comunidades?” En segundo lugar, idealmente el cacique regional, la autoridad tradicional, tendría que representar también a los indígenas que se encuentran en las comunidades del corregimiento de Puerto Piña; sin embargo, eso no ha estado ocurriendo. En la actualidad, no existe ninguna participación real de aquellos y aquellas que se encuentran habitando el pueblo de Puerto Piña 49 . En ello ha influido mucho el contacto constante que tiene esta población con aquellos afrochocoanos, afrodarienitas “libres” y mestizos latinos que también habitan la 49 La excepción de esta afirmación lo constituye la celebración de un Congreso General de Tierras Colectivas en la misma comunidad de Puerto Piña, en 2007. Dicha celebración allí tenía propósitos compartidos. Por un lado, el Congreso General de Tierras Colectivas buscaba tener un mayor acercamiento con líderes y representantes de las comunidades del congreso regional de Jaqué y Puerto Piña. Por otro, la dirigencia indígena del congreso regional de Jaqué y Puerto Piña quería comunidad y la permanencia física y constante de la Policía Nacional y la oficina de la corregiduría en el lugar. Además, la influencia e impacto del hotel Tropical Star Lodge 50 en aspectos económicos, sociales y políticos de la vida cotidiana de la comunidad evita o ejerce presión en la participación activa de los indígenas en la organización tradicional de emberá y wounaan en Jaqué y Puerto Piña. A lo cual se une también la distancia y disposición geográfica de Puerto Piña frente a las comunidades indígenas situados en los márgenes del río Jaqué y Pavarandó. Para poder llegar al río Jaqué deben primero viajar, aproximadamente veinte minutos, por mar, en pangas botes hechos de fibra de vidrio, lo que representa una gran inversión económica y esfuerzo; o, en todo caso, atravesar la Serranía del Sapo, y tomar alguna trocha que los conduzca hasta el río Jaqué o Pavarandó. promover un acercamiento mayor de los líderes y dirigentes de la comunidad de Puerto Piña en las discusiones propias de la organización política tradicional emberá y wounaan. 50 + , - . 1 2 1 3 4 1 5 6 1 1 6 . 7 3 2 1 3 6 8 .9 3 6 7 : ; = 1 6 2 7 8 ? 1 3 FOTO Nº 10: Reunión del Consejo Nokó en Mamey Algo similar ocurre para otras comunidades emberá que se encuentran en la costa, rumbo hacia la frontera con Colombia. Guayabito y Cocalito, aun cuando mantienen sus respectivos dirigentes, tienen una esporádica participación en los Consejos Nokó. Para llegar al poblado de Jaqué, los habitantes de estas comunidades tienen que emplear entre una hora y una hora y media en panga y motor fuera de borda, o, para llegar hasta las comunidades sobre el río Jaqué, 6 1 Foto: KESS, 2005. atravesar la Cordillera de Juradó, por trochas o veredas a través del húmedo bosque tropical. Un aspecto no menos importante, es la escasa participación de las mujeres emberá y wounaan dentro de la organización tradicional. De hecho, en la historia de la organización no ha habido ningún antecedente de alguna mujer que ocupe el cargo de dirigente o de cacique. De igual forma, las juntas directivas tanto del Consejo de Nokó como del Congreso Regional están conformadas sólo por hombres. En las reuniones comunitarias organizadas por el dirigente de cada comunidad, las mujeres generalmente se ubican en un sector de las casas comunales construidas para las reuniones, teniendo una escasa participación en los debates o intervenciones dentro de los distintos temas que se ventilan a nivel de la comunidad. Por su parte, la legitimidad de las autoridades tradicionales está condicionada por las estructuras de poder local. Los grados de parentesco y afinidad condicionan no sólo las decisiones y posiciones de los dirigentes y del Cacique, sino también de los demás pobladores. La beligerancia y experiencia de los miembros de cada comunidad con respecto a los problemas que ellas enfrentan y su relación y conocimiento sobre la realidad nacional, los lleva también a adquirir reconocimiento por parte de las comunidades y hasta liderazgo. Como se ha dicho ya, la población indígena en el corregimiento de Jaqué tanto wounaan como emberá. Las relaciones sociales entre estos dos pueblos, a veces de forma clara, en otras solapadas, es de cierta tensión. Existe un cierto, recelo entre ambos grupos, mucho más de los wounaan hacia los emberá, que influye directamente en la efectividad de la autoridad tradicional en sus diferentes luchas. Cada pueblo, ha intentado no sólo fortalecer la construcción de su identidad de forma separada, sino que también la búsqueda de soluciones a sus distintos problemas.

4. Economía