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beneficios de un pensamiento menos ambicioso en términos económicos y que están tratando de
lograr un balance a través de proyectos productivos de pequeña escala que no causan daño al medio
ambiente.
“nosotros tenemos suficiente recursos de la pesca o del cacao, hay suficientes animales no tenemos
por qué meternos con empresas petroleras o madereras. no hay que preocuparse primero por
el dinero sino por el buen vivir.” Sabina Ahmanchi, Lideresa Wampis, río Santiago
Como en toda tensión interna, el predominio de una opción u otra, los conflictos, los transacciones
o espacios intermedios entre ambas, dependerán de los escenarios locales, las tendencias en el Estado
y mercado, historias organizacionales, coyunturas políticas nacionales o regionales.
6.3 solucIonEs Y ProPuEstAs IndígEnAs
La opinión predominante entre las personas entrevistadas, conscientes de estos retos, es que la
solución para los problemas de la deforestación específicamente relacionados con la función de los
pueblos indígenas depende de cuatro factores: 1. Que no se sigan promoviendo acciones que
fomenten la deforestación, colonización, “agrarización” de la selva peruana a través de
carreteras, parcelación de la selva, debilitamiento de leyes entre otros factores.
2. Que se implementen las leyes ambientales y que haya mejora del acceso a la justicia en relación
con la gestión ambiental, el reconocimiento de los territorios indígenas y el respeto de los derechos
de los pueblos indígenas a la participación, consulta y consentimiento.
3. Que se mejore la capacidad de organización de los indígenas a diferentes niveles, desde lo local
hasta lo nacional. 4. Que existan servicios adecuados para
comunidades en lo que se refiere a la educación y salud, y se promocionen actividades productivas
y sostenibles en lugar de proyectos extractivistas tanto para las comunidades indígenas como para
la población migrante.
Este último punto fue capturado por un líder Wampis de la comunidad Puerto Galilea, río
Santiago:
recuadro 38: Plan de vida plena amazónica
I
1. seguridad territorial: soluciones para la demanda pendiente de las comunidades y pueblos
indígenas de aproximadamente 20 millones de hectáreas. 2.
Producción agroforestal, acuícola y bioindustrial.
3. manejo de bosques y funciones ecosistémicas: apoyo al manejo forestal comunitario, planes
de vida indígena y manejo integral de los bosques. 4.
Educación y salud intercultural: fortalecimiento de la educación y salud intercultural bilingüe.
5. monitoreo y mitigación socio ambiental: evaluación socio ambiental estratégica de las
políticas no solo proyectos de industrias extractivas y megaproyectos, y apoyo a sistemas de monitoreo indígena.
6. Empoderamiento de mujeres indígenas.
7. derechos colectivos e individuales indígenas: cese de la criminalización indígena y defensa
de líderes enjuiciados. Modificatoria de leyes injustas y alineamiento de la legislación con los compromisos internacionales.
8. comunicaciones e incidencia indígena.
I Adaptado del Plan Nacional de Vida Plena Amazónica, AIDESEP, 2012
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“nuestras comunidades no aceptan la minería, es una actividad ilegal que contamina el río y
aunque sea legal igual no lo aceptaremos porque prácticamente sería regalar nuestros recursos
a los foráneos que vienen. no aceptamos las actividades que contaminan el medio ambiente
como petróleo, oro y madera pero si aceptamos las actividades que no contaminan como el cacao,
la crianza de aves o peces o la reforestación.”
En realidad estos cuatro ejes están capturados en la propuesta del plan de Vida Plena Indígena propuesta
por las organizaciones indígenas lideradas por AIDESEP Recuadro 38, pero además hubo varias
iniciativas productivas o concretas planteadas por los líderes entrevistados las cuales se presentan a
continuación en forma de lluvia de ideas. Estas propuestas no coinciden con las soluciones
planteadas por el Estado, entre las que predomina la producción agrícola intensiva o semi intensiva. En
cambio, estas ideas parten de la diversidad biológica disponible, las “soluciones son variadas como
nuestra biodiversidad”
, pero requieren de apoyo estatal o privado, apoyo sostenido y dirigido.
Entre otros se mencionó:
La extracción de aceite de palo de rosa de árboles
silvestres o en culivos de la especie
La reforestación y el manejo de bosques
secundarios con especies naivas y otras como la
bolaina y capirona blanca que se pueden explotar en
rotaciones de 5 años con madera que ya iene
mercado nacional e internacional.
El manejo de fuentes de agua naturales o
arificiales para la producción de peces y
piscigranjas bien llevadas.
La cría de aves de corral alimentados con productos
locales, con condiciones ajustadas a la realidad y con
apoyo del Estado para consolidar una cadena de
frío. El ecoturismo para darle
uso a las áreas naturales protegidas, como la Reserva
Nacional Pacaya Samiria en Loreto o la Reserva
Comunal Amarakaeri en Madre de Dios.
La captación de agua de lluvia con sistemas sencillos
y robustos para solucionar el problema de agua
potable y reducir las enfermedades
gastrointesinales. Una minería de
baja escala en ierras indígenas controlada por
indígenas, limitando el área explotada, controlando la
contaminación, revegetando, reforestando
e inviriendo las ganancias para lograr el buen
vivir. Un cambio de
mentalidad de los migrantes andinos,
capacitándolos para que aprendan a culivar en la
Amazonía sin deforestar tanto, y que el Estado
promueve esta opción y no la contraria.
AltErnAtIvAs ProductIvAs
124
PArtE 7
conclusIonEs Y rEcomEndAcIonEs
Esta investigación ha encontrado que el discurso oficial que describe la agricultura migratoria como
la causa principal de la deforestación en el Perú es superficial y sesgado, y por lo tanto deficiente,
ya que resulta en intervenciones equivocadas para hacer frente a la deforestación. En lugar de ello,
queda claro que la deforestación histórica ha sido impulsada desde los albores de la república por una
política estatal de colonización de la Amazonía, reflejando la ideología imperante de cómo construir
una nación. Desde la mitad del siglo pasado esto ha sido potenciado por la construcción de carreteras
que permitió la movilización de pequeños migrantes de una sierra empobrecida hacia la Amazonía. Esta
política sigue siendo la principal causa responsable de la deforestación, está implícita en la lógica
del derecho de tierras y en los incentivos para el desarrollo, tal vez incluso más aún hoy, luego de la
incipiente descentralización y también en el futuro. Además de la construcción de carreteras, esta política
se refleja actualmente en los grandes proyectos de infraestructura y de inversión, incluyendo
las megarepresas, los proyectos de petróleo, gas y minería, así como la expansión del sector
agro-industrial, en particular para la palma aceitera.
A pesar de la existencia de algunas leyes y mecanismos institucionales destinados a evitar
la deforestación y regular el “desarrollo” en la Amazonía, la investigación ha encontrado que estos
mecanismos se ven socavados constantemente por la preferencia de los tomadores de decisión por
los grandes proyectos de inversión en desmedro de las consideraciones ambientales, sistemas
de planificación a largo plazo, o los derechos y aspiraciones de las comunidades locales, incluyendo
de los pueblos indígenas. Entre los responsables de la toma de decisiones de hoy en día, el “desarrollo” se
asocia principalmente con las industrias extractivas y proyectos de infraestructura e ignora el hecho
de que para la gran mayoría de la población del Perú, que vive en y depende directamente de los
bosques, tales proyectos no han podido entregar los llamados “beneficios” y en su lugar han socavado
con frecuencia sus medios de vida y han sofocado sus propias prioridades de desarrollo. A su vez, está
situación se agrava por la interacción con los vacíos legales, la corrupción endémica y la criminalidad
que permiten la deforestación descontrolada y, a menudo ilegal, que dificulta el despegue de cualquier
iniciativa local o regional que no se alinea a la lógica de la informalidad e ilegalidad.
Al mismo tiempo, aproximadamente la mitad de los bosques tropicales del Perú se encuentran dentro
de las territorios consuetudinarios de los pueblos indígenas que desde siempre se han caracterizado
por tasas de deforestación bajas. A pesar de ello, el Estado peruano nunca ha reconocido la contribución
vital hecha por los territorios indígenas y sus habitantes para prevenir y frenar la deforestación.
Hasta la fecha, el Estado aún no ha podido reconocer legalmente la mayor parte de estos territorios, ni
mucho menos garantizar su seguridad y la integridad contra las invasiones o la contaminación ambiental,
ni apoyar las prioridades de desarrollo de los pueblos indígenas. La estrecha relación de los pueblos
indígenas con el bosque implica que muchas veces un bosque saludable y en pie es percibido como un
eje vital e indiscutible para su propio bienestar en el presente y futuro. Al mismo tiempo, estos esfuerzos
de los pueblos indígenas son socavados por las concesiones forestales, mineras y petroleras y áreas
protegidas que el Estado ha decidido superponer sobre sus territorios, y por los intentos frecuentes
de debilitar los derechos colectivos de los pueblos indígenas al territorio y la persecución de aquellos
pueblos y personas que deciden denunciar estas políticas.
125
7.1 conclusIonEs