Los intereses de Rusia en Asia Central
8.3. Los intereses de Rusia en Asia Central
¿Qué actitud mantiene Rusia hacia los países de Asia Central 65 ? Son muchas las clasificaciones que se han hecho de la idea-eje que centraría la política exterior rusa. La mayor parte de estas clasificaciones, aun a riesgo de simplificar demasiado, siguen tres ejes fundamentales: nacionalistas pragmáticos (derzhavniki); eurasianistas o neoimperialistas; y occidentalistas o liberales. Los primeros
consideran que Rusia es una gran potencia 66 y que EE.UU. es un rival pero no un enemigo. Los segundos defienden la idea de que Rusia es
un polo de poder en un mundo multipolar, siguiendo un modelo de relaciones de juego de suma cero. Los últimos consideran que Rusia
65 Ver cómo son las relaciones de cada Estado de Asia Central con Rusia en http://www.mid.ru.
66 Adomeit, Hannes: “Russia as a 'Great Power' in World Affairs: Images and Reality”, International Affairs, vol. 71, nº 1 (enero 1995), pp. 35-68.
Antonio Alonso es una parte de Europa y como tal debe integrarse en esa cultura
europea caracterizada por la democracia liberal y la defensa de los Derechos Humanos, lo que favorecería la modernización,
contemplando así a Occidente como aliado 67 . Otros autores distinguirían hasta cinco categorías: liberales, moderados,
conservadores, nacionalistas y aislacionistas 68 . Putin y Medvedev estarían más próximos a la línea de pensamiento de los derzhavniki 69 .
La actitud de Rusia hacia el exterior tras la caída de la URSS quedaría resumida en la expresión near abroad 70 con la cual haría
referencia a las antiguas repúblicas que formaban parte integrante de la Unión Soviética y con las que la nueva Federación Rusa habría querido mantener una especial relación; ya que las considera no simplemente naciones aliadas, amigas o hermanas, sino como un territorio donde ejercer su influencia lingüística-cultural, económica y
71 política 72 desde una visión paternalista . En el mismo documento en el que se creó la CEI 73 se dio por finalizada la existencia de la URSS,
67 Otras clasificaciones defienden que existe una orientación proeuropea / prooccidental / liberal-reformadora, otra ultranacionalista y, por último, una
postura más moderada y centrada, ligeramente nacionalista y abierta a las innovaciones que provengan de Occidente. MacFarlane, S. N.: “Russia, the West and European Security”, Survival, vol. 35, nº 3 (otoño 1993), pp. 8-11. Se pueden consultar más clasificaciones en Arbatov, Alexei: “Russian Foreign Policy Alternatives,” International Security, vol. 18 (1993), pp. 5-44; y también en Shakleina, Tatiana: “Russian Policy toward Military Conflicts in the Former Soviet Union”, en Porter, Bruce (ed.) (1995): State Building and Military Power in Russia and the New States of Eurasia, Nueva York, M. E. Sharpe, pp. 83-105.
68 Hastedt y Knickrehm, op. cit., pp. 336-337.
69 Sharshenova, op. cit., p. 15; Tsygankov, A. P.: “Vladimir Putin’s Vision of Russia as a Normal Great Power”, Post-Soviet Affairs, vol. 21, nº 2 (abril-junio
2005), pp. 132-158. 70 Blizhnoe zarubezh'e en ruso.
71 “Russia had preferred to establish bilateral relationships with those former Soviet republics regarded as important to Russian security, in particular Armenia,
Kazakhstan, Kyrgyzstan and Tajikistan” . Martinsen, Kaare Dahl: “The Russian- Belarusian Union and the Near Abroad”, Norwegian Institute for Defence Studies (junio 2002), p. 10.
72 Mankoff, Jeffrey (2012): Russian Foreign Policy: The Return of Great Power Politics , 2ª ed., Maryland, Rowman & Littlefield, p. 219.
73 La firma del acuerdo de creación de la CEI, el 8 de diciembre de 1991 en la reserva natural de Belovezhskaya Pushcha (Bielorrusia), entre los dirigentes de las
repúblicas de Rusia, Bielorrusia y Ucrania, supuso el “decreto” de facto de
Rusia en el “Gran Juego” de Asia Central lo que supone un acto cuanto menos curioso, ya que intentaba sustituir
lo antiguo por algo nuevo pero en cierto modo de igual contenido: esto es, una confederación de repúblicas —ahora Estados independientes— pero ya no socialistas.
Es lógico que las antiguas colonias mantengan unas excelentes relaciones con aquel país que había ejercido como metrópoli, sea por razones históricas, lingüísticas, económicas o por mero pragmatismo, aunque no suelen lanzarse a estrechar lazos con aquellos con los que acaban de romper por la lejanía geográfica. Este no es el caso de las antiguas repúblicas soviéticas dada la contigüidad geográfica con Rusia. Esto implica que, internamente, las nuevas repúblicas sufren esa tensión entre el pragmatismo y el recelo natural para con quien hasta hace pocos días decidía absolutamente todo en la vida política o económica del país y que, dada su vecindad, podría en cualquier momento rehacer el imperio. Rusia ha utilizado las minorías étnicas
rusas y las operaciones de peacekeeping 74 como punta de lanza de una política más ambiciosa en su territorio circundante que antes había
sido parte del mismo ente político 75 . El caso más paradigmático de esto fue la guerra ruso-georgiana de agosto de 2008 que se saldó con
la secesión de dos regiones georgianas: Osetia del Sur y Abjazia. Este celo por custodiar a sus antiguas repúblicas se muestra especialmente cuando entra en competición con otros actores internacionales, como
76 la OTAN 77 o como China .
extinción de la URSS. El 21 de ese mismo mes, once de las quince repúblicas — todas excepto las tres bálticas y Georgia, argumentando que habían sido incorporadas a la Unión por la fuerza— se adhirieron en Alma-Ata a dicho acuerdo, de manera que a Gorbachov no le queda más remedio que dimitir pocos días después, el 25 de diciembre, como presidente de un país que ya no existía.
74 Lynch, op. cit., pp. 81-82. 75 Grajauskas, Rokas: “What is New in Russia’s 2009 National Security Strategy?”, Eastern Pulse, vol. 6, nº 21 (junio 2009), en http://www.cegs.lt, p. 2.
76 “The Conception of Foreign Policy (2008) warns the NATO, an embodiment of the West in Russia’s eyes, not to provide its security at the expense of Russia’s
security”. Sharshenova, op. cit., p. 25. 77 Grajauskas, op. cit., p. 3.
Antonio Alonso Como afirma Margarete Klein, Rusia tiene una idea de sí misma
muy clara: es una “gran potencia” 78 . Aijan Sharshenova señaló algunas de las razones que pudieron llevar a la Rusia de la post-Guerra
Fría a la idea de un restablecimiento del estatus de gran potencia: la sensación de derrota, el desprecio o suspicacia de la comunidad occidental —especialmente la europea—, o simplemente la búsqueda
de una solución a sus problemas 79 . Además, Rusia aduce el motivo de la seguridad nacional cuando habla de estar más presente en Asia
Central, ya que es la zona que le separa del turbulento mundo islámico, especialmente Irán, Afganistán y Pakistán. En efecto, Rusia está preocupada por dos amenazas ideológicas que pueden llegar del
sur: el islamismo radical y la democracia liberal occidental 80 . Por la primera, se temería una movilización de más de veinticinco millones
de musulmanes dentro de la propia Rusia. Además, el régimen de los talibanes en Afganistán supuso un elemento de máxima preocupación entre los políticos rusos, especialmente tras la toma de Mazar-i-Sharif
en agosto de 1998 81 , aunque algunos expertos llegaron a afirmar que aunque todo Asia Central cayera bajo un régimen similar al de los
talibanes todavía habría tiempo para reaccionar y reforzar las fronteras existentes y, por tanto, no habría necesidad de mantener a la 201ª División Motorizada desplegada en Tayikistán.
Con respecto a la segunda, la democracia supone cambios, y estos traen inestabilidad y podrían poner en peligro el propio régimen; además, a través de ella podría entrar el “virus” de la influencia occidental, como se puso de manifiesto con las revoluciones de colores de Georgia, Ucrania o Kirguistán. Por último, una mezcla de ambas podría traducirse en el ascenso al poder de partidos islamistas, como ha sucedido en el norte de África al hilo de la “primavera
árabe” 82 .
78 Klein, Margarete: “Russia’s Military Capabilities: ‘Great Power’ Ambitions and Reality”, Stiftung Wissenschaft und Politik Research Paper, nº 12 (octubre 2009),
en http://www.swp-berlin.org. 79 Sharshenova, op. cit., pp. 22-25.
80 Ibid., p. 24. 81 Lo, Bobo (2002): Russian Foreign Policy in the Post-Soviet Era: Reality, Illusion and Mythmaking , Nueva York, Palgrave Macmillan, pp. 83-84. 82 Rumer, E., Trenin, D. y Zhao, H. (2007): Central Asia: Views from Washington, Moscow, and Beijing, Nueva York, M. E. Sharpe, pp. 89-95; Alonso
Rusia en el “Gran Juego” de Asia Central Esto implicaría que Rusia no sólo desea que su “vientre blando”
esté a salvo de los ataques de esas dos amenazas ideológicas, sino que ella misma desearía intervenir en los asuntos internos de dichos Estados: el término near abroad estaría así impregnado de un “aura de
propiedad” que le permitiría reclamar privilegios especiales 83 . Dicho más sencillamente: Asia Central no sería “ajena a Rusia” sino “de
Rusia” 84 . Esta actitud de querer preservar su entorno ha hecho que muchos expertos califiquen la política exterior rusa como de
firmemente realista 85 . En estos veinte años, Rusia ha entendido Asia Central de manera
diferente. Tras la caída de la Unión Soviética, sin apenas músculo militar y asediada por extraordinarias crisis económicas, además de la existencia de un hegemón mundial, no prestó excesiva atención a esta parte del mundo. Con la llegada del asertivo Putin en 2000, la situación cambia. No obstante, tendría que esperar una mejor oportunidad: en el año 2001 debe renunciar a sus posibles aspiraciones hegemónicas para que EE.UU. pueda entrar sin problemas en la zona,
de camino a Afganistán. Sin embargo, Putin entendió que Bush se estaba demorando demasiado en la solución del problema afgano, el cual más que a mejorarse tendía a empeorar. Así, tras la invasión estadounidense de Irak (2003), Putin busca la excusa perfecta para pedir a EE.UU. que abandone su “patio trasero”. Esta ocasión viene de la mano de Uzbekistán —con la masacre de Andiyán en mayo de 2005— que hasta ese momento había sido el aliado de EE.UU. en la
zona y el contrapeso a la influencia rusa en la región 86 . A esto hay que
Marcos, Antonio: “Primavera árabe: ¿democracia o elecciones?”, Misiones Extranjeras , nº 246 (enero-febrero 2012).
83 Menon, R.: “After Empire: Russia and the Southern ‘Near Abroad”, en Mandelbaum, M. (ed.) (1998): The New Russian Foreign Policy, Nueva York,
Council on Foreign Relations Books, p. 100.
84 “Deeply embedded in the Russian psyche is the notion that Central Asian states are simply ‘nashi’, the Russian word for ‘ours’ ”. Brannon, R.: “Regional Security
Cooperation and Foreign Policies in Central Asia: A 21 st Century Great Game”, en Burghart, D. L. y Sabonis-Helf, T. (eds.) (2004): In the Tracks of Tamerlane: Central Asia’s Path to the 21 st Century . Washington, NDU Press, pp. 426-427.
85 Kerr, David: “Eurasianism and Russian Foreign Policy”, en Casier y Malfliet, op. cit. , p. 129.
86 Bakshi, Jyotsna: “Russia and Uzbekistan Sign ‘Treaty of Alliance Relations’”, IDSA Comments , 27 de diciembre de 2005, en http://www.idsa.in.
Antonio Alonso añadir que Rusia comenzó a ver con suspicacia que la OSCE
interfiriera en los procesos electorales de su near abroad, principalmente en los de países como Georgia (2003), Ucrania (2004) y Kirguistán (2005), y los calificara de poco limpios. La salida de Bush de la Casa Blanca, la llegada de la política de reset de Barack Obama y Hillary Clinton, y el abandono estadounidense de Afganistán vuelve a establecer un clima de distensión entre ambas potencias; aunque, más aún con la vuelta de Putin a la Jefatura de Estado, eso no implica que Rusia renuncie a recuperar toda su influencia en Asia Central.
Esta concepción de Asia Central como “patio trasero” propio del hogar ruso no está sólo en la mente de los decisores políticos 87 o de los intelectuales sino que también ha llegado a difundirse entre la población, incluso a través de series humorísticas en la televisión 88 .