Rusia y Japón Las claves e hitos de la disputa territorial
19 Rusia y Japón Las claves e hitos de la disputa territorial
Ya pudimos ver a partir de cuándo surge el contencioso territorial en cuestión entre Rusia y Japón por las cuatro islas de Etorufu, Kunashiri, Shikotan y Habomai. Con la ocupación de todo el archipiélago de las islas Kuriles por la entrada de la URSS en la guerra
19 Como obras más destacadas que se han dedicado bien al problema de la firma de un tratado de paz o a la disputa territorial más específicamente, ver Sánchez
Andrés, Antonio: “Las relaciones político-económicas entre Rusia y Japón”, Observatorio Asia Central (diciembre 2011), en http://www.asiacentral.es/ docs/Japon_Rusia_Tono_nov11.pdf; Hasegawa, Tsuyoshi (1998): The Northern Territories Dispute and Russo-Japanese Relations, Berkeley, University of California; Stephan, John J. (1974): The Kuril Islands: Russo-Japanese Frontier in the Pacific, Oxford, Clarendon Press; Kimura, Hiroshi (2008): The Kurilian Knot: A History of Japanese-Russian Negotiations, Stanford, Stanford University Press; Hara, Kimie (1998): Japanese-Soviet/Russian Relations since 1945: Difficult Peace, Londres / Nueva York, Routledge; Panov, Aleksandr (1992): Fushin kara shinrai made: Hoppou Ryoudo koushou no uchimaku [De la desconfianza a la confianza: en el interior de las negociaciones en torno a los “Territorios del Norte”], Tokio, Saimaru Shuppanka. Togo, Kazuhiko (2011): Hoppou ryoudo mondai koushou hiroku: ushinawareta gotabi no kikai [Secretos en torno a las negociaciones por los “Territorios del Norte”: las cinco oportunidades perdidas], Tōkyō, Shinchōsha; Wada, Haruki (1999): Hoppou ryoudo mondai: rekishi to mirai [El problema de los “Territorios del Norte”: historia y futuro], Tokio, Asahi Shinbunsha; Iwashita, Akira (2005): Hoppou ryoudo mondai: 4demo 0demo, 2demonaku [El problema de los “Territorios del Norte”: ni cuatro, ni dos, ni cero] Tokio, Chūō Kōron Shinsha; Panov, Aleksandr (2007): Rossiya i Yaponiya: stanovleniye i razvitiye otnosheniyi [Rusia y Japón: establecimiento y desarrollo de las relaciones], Moscú, Izvestiya.
Rusia y sus relaciones bilaterales con Japón contra Japón en 1945 —un territorio íntegramente perteneciente a
Japón desde 1875— surgen las disensiones en cuanto a la definición
de las islas y el territorio que por tanto Japón debería ceder legalmente
a la URSS una vez se formalizase la paz. Fue en la Conferencia de Yalta de febrero de 1945 cuando se
formalizó la ocupación de las Islas Kuriles por parte de la URSS una vez ésta entrase en guerra contra Japón, hecho que acaeció el 8 de
agosto del mismo año 20 . Sin embargo, la no definición de los límites geográficos del archipiélago de las Kuriles era la bomba de relojería
que haría surgir la disputa. Tan pronto empezase la rivalidad EE.UU.- URSS, esta indefinición se iba a convertir en arma arrojadiza. Los EE.UU. ya se habían decidido desde antes de la guerra a ceder la integralidad del archipiélago a la URSS, y sus cálculos en la inmediata postguerra iban a reforzar tal inclinación, pues la puesta en duda de la legitimidad de la URSS dejaba la puerta abierta a que se cuestionase la
ocupación americana del archipiélago de las islas Ryukyu 21 . Sin embargo con el empeoramiento de las relaciones entre las dos grandes
potencias victoriosas se introdujeron nuevos cálculos que aconsejaban la no resolución de esta disputa en términos tan favorables para la URSS. La nueva estrategia de los EE.UU. se desveló plenamente en la Conferencia de Paz de San Francisco en 1951: negándose a definir el alcance geográfico del archipiélago, sosteniendo la versión favorable a
Japón sobre la no pertenencia de la isla de Habomai 22 al archipiélago —y secretamente mostrándose potencialmente favorables a la postura
de que no solo Shikotan, sino también Kunashiri y Etorofu estuviesen igualmente excluidas— y principalmente, excluyendo a los países no firmantes de cualquier derecho a reclamar, los EE.UU. fomentaron la disputa. La negativa de la URSS —en lo que fue un claro error de cálculo— a firmar el tratado hizo todo lo posible para que tal
estrategia funcionase 23 . Es en este contexto donde empezó a fraguarse la postura japonesa
sobre los llamados “Territorios del Norte”, que si bien inicialmente, —según John Stephan, Wada Haruki y Tsuyoshi Hasegawa 24 — se
20 Hasegawa, op. cit., pp. 48-49. 21 Ibid., pp. 83-85. 22 Ibid., pp. 91-93; 102. 23 Ibid., pp. 93; 99-101. 24 Stephan, “The Kuril Islands…”, op. cit., pp. 199-200.
Eric Pardo centraban principalmente en las dos islas que razonablemente podían
excluirse de la definición de Kuriles, es decir, Shikotan y Habomai, pronto empezarían a solidificarse en torno a un nuevo consenso por el que se incluirían también Etorofu y Kunashiri. Conviene llegados a este punto profundizar un poco más en la validez o no de los
argumentos esgrimidos para apoyar una u otra posición 25 : (1) Argumentos históricos: Por parte de Rusia, existía la
convicción, ya desde el inicio del contencioso, de que el archipiélago le pertenecía de pleno derecho en virtud de su descubrimiento por
parte de exploradores y colonos rusos 26 . Sin embargo, como apunta John Stephan, se trata de un argumento espurio, surgido por primera
vez en la postguerra y que venía a anular el discurso anterior —en modo alguno discutido en la propia Rusia pre-revolucionaria— de que el derecho de descubrimiento pertenecía a Japón en lo que a las Kuriles del Sur se refiere —es decir, los llamados “Territorios del
Norte”—, y a Rusia para las islas más septentrionales 27 . Más espurio aún sería el argumento ruso de que cualquier provisión de los Tratados
de Shimoda y San Petersburgo de 1855 y 1875 quedó anulada por el Tratado de Portsmouth de 1905 28 , resultado de la “pérfida” agresión
japonesa. Por parte de Japón, los argumentos históricos se basan en el
hecho de que el archipiélago de las islas Kuriles ya aparecía representado en los mapas del siglo XVII y que antes de que los rusos pusiesen pie sobre las islas, mercaderes japoneses habían visitado
asiduamente estas islas 29 .
(2) Argumentos jurídicos: En el plano de los argumentos de corte jurídico, Japón insiste en el hecho de que tanto los Tratados de
Shimoda como de San Petersburgo de 1855 y 1875 respectivamente le reconocen su posesión de las cuatro islas meridionales en disputa hoy en día; son las únicas que en ningún momento pasaron a ser posesión
25 Una buena introducción a lo que sigue, la proporciona Garthoff, Raymond L.: “A Diplomatic History of the Dispute”, en Goodby, James E., Ivanov, Vladimir I.
y Shimotamai, Nobuo (1995): Northern Territories and Beyond, Westport, Praeger, pp. 11-27.
26 Stephan, op. cit., p. 203. 27 Ibid., pp. 203-204. 28 Ibid., p. 204. 29 Ibid., p. 210.
Rusia y sus relaciones bilaterales con Japón rusa. Sin embargo, Japón ha venido otorgando una interpretación
discutible al contenido de estos tratados, pues la visión de Tokio sería que precisamente se distinguía a estas islas como no pertenecientes al
archipiélago de las Kuriles 30 . Ello las situaría fuera de los pactos secretos de Yalta que prometían a la URSS la ocupación del
archipiélago, no teniendo pues efecto sobre el territorio en disputa ni la aceptación por parte de Japón de la Declaración de Potsdam ni la firma del Tratado de San Francisco de 1951. Este argumento sin embargo carece de fundamento, pues los primeros tratados entre Rusia y Japón definían claramente estos territorios como pertenecientes a las
Kuriles 31 . La situación se vuelve en cambio más confusa en el caso de Shikotan y Habomia, pues estas dos islas no son mencionadas en el Tratado de Shimoda 32 .
Los argumentos esgrimidos por parte de la URSS se apoyan principalmente en la validez del Tratado de Yalta y la Declaración de Potsdam, amén de sacralizar el derecho de conquista y de ligarlo emotivamente al inmenso sacrificio realizado por la población soviética, y en un rechazo frontal al Tratado de Paz de San Francisco, que la URSS no firmó. Japón, objeto de este tratado, obviamente lo suscribe, y con ello suscribe igualmente el abandono del archipiélago
de las Kuriles, si bien según la capciosa interpretación de los EE.UU., al no figurar la firma de la URSS, no queda definida su posesión, anulando las promesas hechas en Yalta a la URSS y que ante el
tratado, carecerían de validez vinculante alguna 33 . Huelga decir, que
30 Ibid. 31 Ibid., p. 211; Kimura, “The Kurilian Knot…”, op, cit., pp. 65-66.
32 Mendl, Wolf: “Stuck in a Mould: The Relationship between Japan and the Soviet Union”, Millennium, vol. 18, nº 3 (1989), p. 456. De hecho, según
podemos ver en el apéndice de Kimura, “The Kurilian Knot…”, op, cit., p. 173, en el tratado de Shimoda, artículo 2, se especifica únicamente que aquellas posesiones a partir de Etorofu hacia el sur, pertenecerían a Japón, lo cual a priori presentaría dudas igualmente sobre la pertenencia geográfica de Kunashiri. Sin embargo, siguiendo de nuevo a Kimura —ibid., p. 65—, detallados estudios sobre los documentos originales confirmarían la consideración de Etorofu y Kunashiri a las islas Kuriles, a la par que confirmarían las dudas en el caso de Shikotan y Habomai.
33 Aun a pesar de tales pretensiones, no hay que olvidar que Japón aparte de renunciar a las Kuriles en el tratado de paz, al aceptar la Declaración de Potsdam,
se comprometía a reducir su territorio a las cuatro islas principales del
Eric Pardo como hemos visto en el párrafo de arriba, Japón se escuda en una
interpretación errónea de los Tratados de Shimoda y San Petersburgo para conciliar su abandono de las Kuriles con la reclamación de los “Territorios del Norte”.
(3) Argumentos geográficos: Una vez clarificada la verdad histórica que dimana de los tratados existentes suscritos por Japón y Rusia, es decir, la plena pertenencia al archipiélago de las Kuriles de los “Territorios del Norte” y el abandono de cualquier pretensión por parte de Japón sobre el conjunto del archipiélago tras la firma del Tratado de San Francisco y su entrada en vigor en 1952, hemos de pasar a los argumentos geográficos para entender cuál es el margen de acción existente para sustentar parte de las reclamaciones japonesas.
En los memoranda que circulaban en el Departamento de Estado
de los EE.UU. en los años posteriores a la II Guerra Mundial, Hugh Borton, especialista en Japón del departamento, abogaba por
considerar los islotes de Habomai como no pertenecientes a Japón 34 , si bien la idea aún no calaría en los medios gubernamentales
estadounidenses. En cambio en años posteriores, cuando se apoyasen las pretensiones japonesas a la totalidad de los “Territorios del Norte”, pocas dudas se manifestarían, de que Habomai no pertenecía geográficamente al archipiélago, sino a la isla de Hokkaido, de la que
no sería más que una extensión 35 . Un análisis riguroso de la situación geográfica de tal grupo de islotes, efectivamente confirma esta
suposición, lo cual le convierte en el candidato mejor situado a entrar dentro de las reclamaciones japonesas; la combinación de argumentos jurídicos y geográficos, convierte pues a Habomai en una isla ilegítimamente ocupada por la URSS. En cuanto a Kunashiri y Etorofu, representan el ejemplo contrario: su pertenencia geográfica al Archipiélago de las Kuriles es innegable, siendo por tanto su reclamación espuria. Más complicado es el caso de la cuarta isla, Shikotan. Si bien se encuentra separada del eje del archipiélago, su no
Archipiélago Japonés: Hokkaido, Honshu, Shikoku, Kyushu (Garthoff, op. cit., p. 13).
34 Hasegawa, op. cit., p. 82.
35 En un memorando de 1956, los EE.UU. llegarían a considerar que la isla de Shikotan también pertenecía geográficamente a Hokkaido, a la par que
obviamente se apoyaban en otros argumentos histórico-jurídicos japoneses para justificar las reclamaciones a Kunashiri y Etorofu (Kimura, op. cit., pp. 67-68).
Rusia y sus relaciones bilaterales con Japón pertenencia no quedaría tan clara como en el caso de los islotes que
constituyen Habomai; de hecho, a la hora de determinar el estatus de cada una de las islas, el Departamento de Estado de los EE.UU. era consecuentemente tajante en cuanto a Habomai, pero expresaba sus dudas en cuanto a Shikotan. La definición de “Kuriles Menores” con que ocasionalmente se ha venido a conocer a estas dos islas, no es ni mucho menos una definición geográficamente reconocida y no puede servirnos para dirimir el estatus de Shikotan.
A lo sumo, podríamos extrapolar la situación jurídica de Shikotan y Habomai, al encontrarse ambas administrativamente dentro de la prefectura de Hokkaido y no de Chishima —nombre japonés de las islas Kuriles— antes de la ocupación soviética, y al no haber sido mencionadas previamente en el Tratado de Shimoda, como apoyo a la tesis de la no pertenencia de Shikotan al archipiélago de las Kuriles. Por si este precedente no pudiese convencer a los actores implicados
de su carácter vinculante, la Declaración de 1956, por la cual se restablecían las relaciones diplomáticas y pieza jurídica clave en las relaciones bilaterales URSS/Rusia-Japón, sí que establece un precedente aún mucho más reciente para determinar un estatus claro
de cada una de las islas, pudiendo por tanto venir a complementar los argumentos anteriores. Precisamente el artículo noveno de tal declaración establecía la posibilidad de transferir Habomai y Shikotan
a Japón una vez se hubiese firmado un tratado de paz entre ambos países y es hasta la fecha la máxima concesión, por hipotética que fuese, a que la URSS y posteriormente Rusia han estado dispuestos a llegar.