El “Cuarto Periodo Putin” en la política exterior rusa

Rusia y la UE La relación entre Rusia y la UE es muy importante para ambos, ya que

existe una enorme dependencia mutua. El volumen de comercio alcanza los 300.000 millones de euros. El 70% de la inversión extranjera en Rusia procede de la UE. Rusia suministra el 42% del gas, el 33% del petróleo y el 25% del carbón que consume la UE. Cinco Estados miembros tienen frontera común con Rusia.

A Rusia le interesan fundamentalmente tres cosas de la UE: visados, tecnología y energía.

• Visados: Más de 300.000 ciudadanos rusos residen en Alemania y otros cientos de miles en otros países de la UE. Los rusos viajan continuamente a Europa, poseen segundas residencias allí y un número creciente de estudiantes rusos cursan sus estudios en universidades europeas. Los rusos quieren que se suprima el

La política exterior de Rusia tras las elecciones presidenciales de 2012 requisito del visado para los viajes de estancia inferior a noventa

días al área Schengen. • Tecnología: En la Cumbre de Estocolmo de diciembre de 2009

se acordó lanzar la llamada “Asociación para la Modernización” (Partnership for Modernization), una iniciativa cuyo objetivo es contribuir a la reestructuración del aparato productivo ruso para hacerlo menos dependiente de los hidrocarburos y más competitivo. La parte rusa busca sobre todo transferencia de tecnología, en tanto que la UE considera que la modernización de la economía rusa requiere sobre todo una mayor seguridad jurídica, más garantías legales y la adopción de normas y estándares reconocidos internacionalmente.

• Energía: El sector hidrocarburos representa el 20% del PIB, el 40% de los ingresos por exportaciones y genera el 50% de los recursos del estado ruso. Rusia exporta a la UE entre 145.000 y 150.000 millones de metros cúbicos de gas al año, de los cuales unos 30-32.000 millones proceden de los países de Asia Central.

Rusia trata de controlar todo el proceso de suministro de gas a la UE: producción, transporte y comercialización. A finales de 2012 llegará a su plena capacidad —55.000 millones de metros cúbicos— el gasoducto Nord Stream, que une la terminal de Vyborg con la de Lumin en Alemania. Participan en el proyecto Gazprom (50%), Eon (25%) y Wintershall (25%), si bien más recientemente se han unido la holandesa Gasunie y la francesa Gaz de France Suez. En 2015 debería iniciar su funcionamiento el gasoducto South Stream, que unirá la terminal rusa en Novorossisk con las costas búlgaras en el mar Negro y de ahí hasta Italia atravesando Austria. Participan en el mismo Gazprom, la italiana ENI y la francesa EDF, habiéndose unido al

proyecto 8 países 24 . South Stream está pensado para contrarrestar el proyecto europeo

Nabucco

de construcción de un gasoducto que lleve gas desde el mar Caspio hasta Austria, pasando por Turquía. El Consejo de la UE ha dado un mandato a la Comisión Europea para que negocie un acuerdo con Turkmenistán y Azerbaiyán para la construcción de uno o varios

24 Estos son: Austria, Eslovenia, Croacia, Serbia, Bulgaria, Hungría, Grecia y Eslovaquia.

Manuel de la Cámara gasoductos bajo el Caspio. En octubre de 2011 el presidente de la

Comisión Barroso y el comisario de Energía Oettinger viajaron a Bakú y Ashgabad para tratar de asegurar un compromiso de suministro de gas, y la Comisión ha enviado a Azerbaiyán una propuesta formal para el suministro a Nabucco de gas procedente del yacimiento Shah Deniz. El contrato entraría en vigor en 2018, fecha prevista de entrada en servicio de Nabucco. Rusia se opone a la construcción de gasoductos bajo el mar Caspio calificándola de injerencia en los asuntos de los cinco países ribereños de ese mar que carece de estatuto jurídico.

La Comisión Europea trata de contrarrestar las tendencias monopolísticas de Gazprom y la excesiva dependencia de Rusia. Para ello ha elaborado un Reglamento —el “Tercer Paquete Legislativo sobre Energía”— que establece la separación de las actividades de transporte y distribución de energía y la imposición de sanciones por abuso de posición dominante en el mercado, es decir, imposición de cláusulas sobre precios y prohibición de reventa de gas. Para Moscú, estas normas “anti-Gazprom” constituyen una expropiación forzosa encubierta. La Comisión señala que las reglas se aplican por igual a los operadores comunitarios y a los extranjeros, por lo que no existe discriminación alguna.

La Cumbre Rusia-UE celebrada el pasado 4 de junio de 2012 en San Petersburgo finalizó con bastantes desacuerdos en asuntos como la situación en Siria, la supresión del requisito del visado o la negociación de un nuevo acuerdo que sustituya al Partnership and Cooperation Agreement (PCA) de 1997. La UE trata de avanzar en una negociación que se arrastra desde hace cuatro años y cuyo objetivo principal, para la parte europea, es la conclusión de un acuerdo que incluya una amplia liberalización en los intercambios de bienes y servicios. La próxima entrada de la Federación de Rusia en la OMC —el 1 de julio de 2012, tras dieciocho años de discusiones— permitiría acelerar las negociaciones; pero parece claro que Putin no está muy interesado, porque en la cumbre exigió que las negociaciones incluyan a sus socios en la Unión Aduanera —Belarús y Kazajstán—, lo que es inaceptable para la UE porque ninguno de ellos es miembro

de la OMC, y además las relaciones con el régimen de Lukashenko están bajo mínimos por la represión que el régimen ejerce sobre los representantes de la oposición política en ese país. El propio Durão

La política exterior de Rusia tras las elecciones presidenciales de 2012 Barroso manifestó que la UE no busca nueva concesiones arancelarias

de Rusia mas allá de las que deba hacer al entrar en la OMC, y que prefiere que la negociación se centre en asuntos como energía o inversiones.

Rusia está preocupada por la grave crisis por la que atraviesa la zona euro, no solo porque Europa es su principal mercado, sino porque un 40% de las reservas de divisas de Rusia está colocado en la divisa europea. En San Petersburgo, Putin expresó su confianza en que las actuales dificultades se van a superar.

Conclusión

No es de esperar que este cuarto período de Putin traiga muchas sorpresas. En realidad, desde 1999 Putin ha sido quien ha marcado las líneas de la política interior y exterior, y los cuatro años de presidencia

de Medvedev no trajeron consigo un cambio sustancial. Los intentos de Medvedev de movilizar a los ciudadanos en un

esfuerzo de modernización económica, tecnológica e institucional apenas dieron fruto; lo que ha producido una gran decepción no solo en Occidente sino, sobre todo, en las crecientemente sofisticadas clases medias urbanas, singularmente las de Moscú. De esa decepción nacen los actuales movimientos de protesta en la capital que, si bien no es probable que pongan en peligro al régimen, sí demuestran a Putin y al partido oficialista Rusia Unida que las políticas y los gestos populistas ya no convencen a la opinión pública y que sería conveniente una regeneración política. Es poco probable que esto llegue a producirse.

En cambio, en política exterior la ciudadanía rusa sí que respalda los planteamientos de Putin de dura defensa de los intereses nacionales y de actitud crítica hacia Occidente. La continuidad al frente de la diplomacia rusa de Sergei Lavrov, persona que goza de la plena confianza de Putin, es una buena muestra de que pocos cambios se deben esperar en la política exterior de ese país. Pero la importancia

de Rusia como actor internacional, su pertenencia al CSNU como miembro permanente con derecho a veto, su papel destacado como suministrador energético y cliente de Europa, su influencia en el Cáucaso y Asia Central, su proximidad a Afganistán —en el marco de

Manuel de la Cámara la retirada de las fuerzas aliadas antes de finales de 2014— y su

importante relación con China indican que EE.UU. y Europa tendrán que esforzarse en buscar vías de entendimiento con Moscú, por más que la figura de Putin no sea especialmente popular en Occidente ni sea fácil llegar a acuerdos con él.