El ámbito de la imaginación plasmado en la variante del Comic book documental
5.3.2 El ámbito de la imaginación plasmado en la variante del Comic book documental
Con las imágenes digitales, pues, nos adentramos en el ámbito de la imaginación. Hemos dejado "la realidad" de lado y entramos en una nueva dialéctica entre realidad y ficción. Ahora deberíamos poner en duda el concepto de dialéctica entre realidad e imaginación. Esto abre potenciales extraordinarios, pero hay que reflexionar qué significa imaginación. La no ficción se había constituido como la dialéctica esencial de los inicios del posmodernismo. La dialéctica entre realidad e imaginación podría funcionar para ver cómo se relacionan diferentes elementos metafóricos como el símbolo (pintura), la metonimia (fotografía, retórica) y la metáfora (imágenes digitales).
No es que los dibujantes estén imitando la fotografía, sino que desarrollan un tipo de mirada que tiene muchas relaciones con la fotografía, pero hay un intento de hacer documentales desde el ámbito del dibujo. El cómic book documental aparece hace 2 o 3 años, pero no es que ahora se haya inventado esta mirada a partir de los documentales, sino que ya existía esta óptica documental en los propios dibujantes. La obra de Paul Gustave Doré es un buen ejemplo. La fotografía ha extraído de la pintura la forma retórica basada en cómo presentar el personaje para situarlo delante de la cámara y que ésta la enfoque frontalmente. Esto nos lleva hacia el documental de animación, que ha comenzado a surgir desde hace algunos años (Vals con
Bashir, 2008; The Green Wave, 2010). Aquí confluyen la idea de documental, la idea de dibujo documental y el hecho del cine como movimiento.
En este nuevo tipo de documental, los diversos elementos se conectan de manera diferente y este conjunto puede resultar más expresivo que en el convencional. Esta nueva manera de hacer no es extrapolable a un texto ni a una película documental convencional, ya que no parte de una estructura lineal y una sucesión ordenada de elementos (frase o secuencia), aunque se confíe en la imaginación del espectador. En cambio, el cómic - como metáfora de la no linealidad e interactividad -, dispone y sitúa al espectador ante una página y le permite articular los elementos visualmente ante esta página. Esto, aplicado al documental interactivo, conlleva la misma articulación: un espacio metafórico se configura como un nuevo tipo de espacio que ni el cine ni la escritura tenía a su disposición, o si lo tenía, lo articulaba de forma virtual confiando en las imágenes transmitidas al espectador (a través del pensamiento y la imaginación).
Tampoco es inocente el hecho de que, a la vez, aparezcan propuestas abstractas que buscan situarse más allá de la propiedad figurativa del ojo para escapar de la colonización fotográfica del visible. Es de esta manera que, en el ámbito del documentalismo post-fotográfico, se intensifica la acción del imaginario que se convertirá en esencial en el campo de las imágenes digitales. Las capas imaginarias ya estaban presentes en formas pre-documentales como las de la caricatura, pero en ellas no tienen aún la potencia documental necesaria para que no confluyen con la tradición fotográfica como pasará un siglo después en el cómic documental. En este caso se produce la confluencia de una serie de capas (pre-fotográficas, fotográficas, cinematográficas) que forman su potencial expositivo y expresivo, y sobre las que se perfila el movimiento de la imaginación característico de la imagen digital. La suma de estos vectores, que en el documental dibujado no aparecen en su forma genuina sino en la imaginaria, propugna, sin embargo, una estrategia documental no menos pujante que la fotográfica. Según el análisis de Josep Maria Català 2011), en obras como Una vida en China (2009) de P. Ôtié y Le Kunwu, así como en los Diarios (1996-2002) de Fabrice Neaud, por poner sólo un par de ejemplos, encontramos una mezcla de visión cinematográfica de carácter narrativo con configuraciones visuales típicas de la imagen documental.