El final

2.1.20 El final

  No había terminado su trabajo, no se habían agotado aún sus ideas, cuando llegó Caronte, el negro jinete de la muerte en la mitología neohelénica.

  Todo lo desencadenó una vacuna durante la última travesía, un largo viaje a China y Japón, a donde Kazantzakis había prometido a Eleni llevarla desde que hiciera aquel primer viaje en solitario a bordo del Kypros, más de veinte años atrás. El brazo del ya anciano escritor de 74 años se engangrenó a causa de una inyección. Mientras

  24 Según Wilson Dossor (1999: 32) el Premio de la Paz era el premio soviético de la paz.

  56 Helena González Vaquerizo, La Odisea cretense y modernista de Nikos Kazantzakis

  sobrevolaba las tierras heladas del norte del continente asiático de regreso al europeo, debía acordarse de su Odiseo, muerto en el Polo Sur, pues en una de sus últimas cartas dejó escrito: Este viaje es un viaje de despedida. Obedezco el mandamiento de Buda y todo lo contemplo con “la mirada del elefante”: todo por primera vez, todo por última vez. “Salud” grito “¡nevermore! El cuento llega a su fin” […] Regresaré a Europa por el Polo Norte (Prevelakis 1984: 729 [Carta 441 desde Pekín 3061957]).

  Aterrizaron en Alemania e ingresó en la Clínica Universitaria de Freiburg im Breisgau. Cuerpo y mente lucharon hasta el último instante por sobrevivir, provocando, como es habitual, la esperanza de los amigos, y la sorpresa, no tan frecuente, de los médicos. ¡Pero este hombre está sano!, decía uno de ellos. El brazo, en efecto, sanó; no hubo que amputarlo. Pero entonces llegó, fatal e insignificante, la gripe y el organismo entero de Kazantzakis se vino abajo. La última noche Eleni escuchó sus últimas palabras: Tengo sed... (Kazantzaki, E. 1977: 645).

  Era la insaciable sed de Odiseo, que se sumergía en las profundidades de la Estigia. En su tumba el ya célelebre epitafio: Nada espero, nada temo, soy libre 25 .

  Epílogo

  Nikos Kazantzakis pasó la mayor parte de su vida autoexiliado de Creta y de Grecia, pero fue de su recuerdo del que tomó fuerzas, una y otra vez, para continuar su viaje. Odiseo, personaje mítico y literario, y por literario, más real, más inmediato, se convirtió en su referente identitario, en su imagen personal, en héroe nacional y universal de todos los tiempos, en capitán. Para fabricar a este héroe, el cretense Kazantzakis se sirve de su conocimiento de Creta (Notopoulos 1959a: 324).

  La Odisea plantea las etapas de la vida de su autor y resulta así una obra tan autobiográfica como la Carta al Greco, a pesar de las diferencias (Beaton 2006: 186- 187). El escritor se identifica con el personaje y comparte con él viajes y aventuras (Kazantzakis, E. 1977: 27, 37, 236): Lucho, miro hacia delante, como Odiseo, pero sin saber si arribaré a Ítaca. Excepto que Ítaca sea el viaje (Kazantzakis 1958: 150).

  25 Posiblemente inspirado en un texto de Luciano (cf. Blachodimitris 1998).

  2. VIDA Y OBRA: 2.2 Cronologíaa