Tommy de los Who, el músculo y el disco en directo

10.1.2 Tommy de los Who, el músculo y el disco en directo

  ―Si vamos a hacer una gira de seis semanas, tengo que ir al gimnasio, porque tocar en directo extrae mucho de ti. Depende de la duración del concierto: hora y media, hora y tres cuartos es más o menos lo que dura un partido de fútbol, y creo que cualquiera puede jugar al fútbol durante una hora y media y ocasionalmente meter un acelerón de energía, pero los conciertos que incluían Tommy solían durar tres horas‖ (Pete Townshend, en Barnes y Townshend, 1977:122).

  A diferencia de los Beatles con Sgt. Pepper‟s –y a diferencia de casi todo lo

  hecho hasta entonces-, los Who grabaron un álbum –¡encima doble!- con la intención de poder tocarlo en concierto. 332 Antes de salir el disco a la venta, los Who hicieron un

  pase especial de presentación de Tommy para la prensa a principios de mayo de 1969. Antes de ello, habían estado probando algunas partes del disco en actuaciones en Escocia y el norte de Inglaterra –lo más alejado posible de Londres. A partir de su publicación en mayo de 1969, los conciertos del grupo se estructuraron en función del disco. Abrían el concierto con algunos temas clásicos, singles como ―I can‘t explain‖ y ―Substitute‖, entre otros, luego tocaban Tommy, continuando luego los conciertos con algunos clásicos del rock‘n‘roll como ―Summetime blues‖ y ―Shakin‘ all over‖, para cerrar las actuaciones con ―My generation‖, convertida en un medley de cuarto de hora.

  332 Unos meses antes de aparecer Tommy, los Small Faces sacaron su álbum Ogden‟s Nut Gone Flake. El lado b del disco es una mini ópera rock que relata una especie de cuento de hadas, en el que el personaje

  llamado Stan intenta llegar a la luna, acompañado de una mosca parlanchina. Los Small Faces llegaron a presentar esta obra en Colour me Pop, un programa de la BBC.

  Hasta entonces, lo general había sido –como mencionamos con el caso de los Beatles durante el Beat Boom- que los músicos de rock incorporaran el single de turno a sus conciertos, agregando algunas canciones del último lp. Es decir, hasta entonces la lista o set de canciones que alguien podía tocar en un concierto venía determinada por el espacio temporal asignado al concierto (en los package tours, no más allá de la media hora), por los singles más recientes que se quisieran promocionar, y por los temas que mejor funcionaran en vivo para cada músico o grupo de rock.

  Un ejemplo de contenido de concierto de los Who antes de Tommy: el 14 de agosto de 1968, en el Fillmore West de San Francisco, los Who tocaron unas doce canciones: ―My generation‖, single de 1965, ―Substitute‖, y ―Happy Jack‖, singles de 1966, ―Boris the spider‖ y ―A quick one, while he‘s away‖, del álbum A quick one (1966), ―Tatoo‖ y ―Relax‖, de su álbum Sell Out (1967), ―Heaven and Hell‖, canción sin grabar aún, ―Fortune teller‖, un cover grabado pero nunca editado, ―Magic Bus‖, single de 1968, y ―Summertime Blues‖, ―Shakin‘ all over‖ y ―Young man blues‖, tres covers que tendrán versiones en Live at Leeds (1970) (McMichael y Lyons, 2008:121).

  Con Tommy, todo esto cambia. Los conciertos, como mencionaba Townshend, se extienden en su tiempo de duración hasta las tres horas. Pero no solamente cambia la estructura de los conciertos, cambia Tommy, se descartan progresivamente algunas canciones y se altera el orden de un par de temas.

  Coincidiendo con el cambio en el mercado discográfico del rock –el paso de un mercado de singles a uno de álbumes-, el campo de actividad musical presentacional también se altera: el concierto, en el caso de los Who, se vuelve, no un espejo del disco, sino el espacio propio del disco. Tommy no se representa, sino que cobra vida en Coincidiendo con el cambio en el mercado discográfico del rock –el paso de un mercado de singles a uno de álbumes-, el campo de actividad musical presentacional también se altera: el concierto, en el caso de los Who, se vuelve, no un espejo del disco, sino el espacio propio del disco. Tommy no se representa, sino que cobra vida en

  de producción musical que Thomas Turino (2008) llama studio audio art¸ en la que los límites de la creatividad musical se difuminan con las posibilidades que brindan los adelantos tecnológicos en el estudio de grabación –observable en los discos de la segunda mitad de los sesenta producidos por los Beatles, los Beach Boys, la Jimi Hendrix Experience o los Pink Floyd-, los Who llevan un disco de la era de los álbumes conceptuales al directo. Al hacerlo, al tocar Tommy tantas veces y ante tantas audiencias, transforman la naturaleza del disco original, quitándole el carácter de obra al álbum y dándosela a su representación –del mismo modo que, por mayoría, se recuerda Don Giovanni según las representaciones que se hayan presenciado más que por su partitura.

  Si vamos a comparar Tommy en estudio con Tommy en vivo, tenemos que preguntarnos ¿en vivo, cuándo? 333 Aquí voy a adentrarme en los conciertos dados entre

  1969 y 1970, cuando se promocionó Tommy. En este periodo de tiempo los Who tocaron Tommy casi 150 veces, coincidiendo –desde la opinión de los propios miembros del grupo hasta la de los críticos- con el momento culminante de la carrera de los Who, su cumbre.

  Voy a centrarme en la versión grabada de la presentación dada en el festival de la isla de Wight de 1970. 334 Se trata de un concierto con mayor audiencia que

  Aunque suene extraño preguntarse por el quién presenta Tommy, hay que saber que además de las versiones de los Who, en vivo y en estudio, hay versiones en ballet (en 1970 hubo una adaptación hecha por Les Grand Ballets de Canadá), hay una versión sinfónica plagada de estrellas, dirigida por Lou Reizner en 1972 que luego asaltó los escenarios, y hay hasta una versión cinematográfica –de Ken Russell, en 1974 y con su respectiva banda sonora bajo el asesoramiento de Townshend. Hasta en Broadway Tommy tuvo su espacio (y cada tanto lo vuelve a tener). En nuestro caso, me interesan las versiones de los Who.

  334 El concierto de la isla de Wight de 1970 fue el primero en el que se editó oficialmente (en 1996) un concierto de los Who con una versión completa de Tommy. Luego hace unos años se extendió Live at

  Leeds, disco en vivo original de 1970, incluyendo de este modo la parte de Tommy, ausente en la versión original de este álbum. Y más recientemente, en una penúltima reedición de este disco, se incluyó todo el concierto dado en la ciudad de Hull un día después del de Leeds (14 y 15 de febrero de 1970, respectivamente). El concierto de la isla de Wight también se editó en video cuando salió a la venta en 1996, y hace un par de años se editó en DVD la presentación completa de los Who en el London

  Woodstock. Para empezar, quiero citar a Murray Lerner, cineasta que filmó el festival, y que mantiene cierta relación con Pete Townshend, a quien entrevistó en varias ocasiones. En una de esas entrevistas, le comenta a Townshend que en dicho festival los Who y la audiencia comulgaron, se fusionaron (you and the audience were one). Hendrix –que también estuvo en Wight- tuvo una actuación fascinante, prosigue Lerner, pero ―no fue interactiva, que es lo que se os da tan bien‖. Lo que el cineasta británico señala es justamente el poder conmovedor que se da sobre el escenario: disco, obra, ejecución, músicos, audiencia, todos se vuelven uno. En lo que dura el concierto, y más precisamente, en lo que dura Tommy dentro del concierto (entre una hora y diez y hora y veinte minutos), se desarrollan varios fenómenos.

  ―La energía del grupo, en esa época, era extraordinaria. Era lo único que teníamos. Habíamos ensayado esa energía, la habíamos pulido en las giras por EEUU, Europa y alrededor del mundo tocando Tommy. Sosteniendo Tommy con rock and roll por delante y por detrás y haciendo una ópera en el medio. Conseguimos ser buenos. Éramos muy

  buenos‖ (Pete Townshend). 335

  Canciones de Tommy

  Set de Tommy en vivo en la isla

  de Wight 29 de agosto de 1970

  Overture

  Overture

  It´s a Boy

  It´s a Boy

  Amazing Journey

  Amazing Journey

  Sparks

  Sparks

  Eyesight to the blind (The hawker) Eyesight to the blind (The hawker)

  Coliseum, incluyendo la parte correspondiente de Tommy. Dejando a un lado las realizaciones oficiales, existen bootlegs con relativo buen sonido de las presentaciones en Wight (1969), Woodstock (1969), Boston (1969), Amsterdam (originariamente emitido por radio, 1969), Washington (1969), Filadelfia (1969), o Tanglewood (presentación de la que hay filmaciones, aunque no editada en su totalidad de forma oficial, 1970).

  335 Cita extraída del DVD The Who In Their Own Words, Edgehill Publishing (2006).

  Christmas

  Christmas

  Cousin Kevin

  The acid queen

  The acid queen

  Pinball wizard

  Underture

  Do you think it‘s alright?

  Do you think it‘s alright?

  Fiddle about

  Fiddle about

  Tommy can you hear me?

  Pinball wizard

  There‘s a doctor

  There‘s a doctor

  Go to the mirror!

  Go to the mirror!

  Smash the mirror

  Tommy can you hear me?

  Miracle cure

  Smash the mirror

  I‘m free

  Sensation

  Tommy‘s holiday camp

  Miracle cure

  We‘re not gonna take it

  Sally Simpson

  I‘m free Welcome Tommy‘s holiday camp

  We‘re not gonna take it

  Si comparamos el listado de canciones de Tommy del álbum con el de este concierto (según McMichael y Lyons, 2008, el formato de Tommy en esta actuación se venía repitiendo desde el 14 de junio de 1970 y se habría mantenido hasta octubre)

  vemos dos cosas: se quitan algunas canciones en vivo y se altera el orden. 336

  Se comenta sobre el disco de la isla de Wight, y en particular acerca de la sección de Tommy, en una página web de reseñas de discos:

  ―La pobre y de algún modo barata producción de estudio vendió a la baja el concepto de Townshend, pero la furiosa energía en directo de la banda en su mejor momento redime la obra. Suenan como un imparable monstruo de cuatro cabezas que carga a lo largo de

  En el concierto de la isla de Wight, a Tommy le faltan ―Cousin Kevin‖, ―Underture‖, ―Sensation‖, ―Sally Simpson‖ y ―Welcome‖. Y sobre el orden, se coloca ―Pinball wizard‖ después de ―The acid queen‖, y ―Tommy can you hear me?‖ se toca antes de ―There‘s a doctor‖.

  toda la pieza sin una interrupción, e incluso la voz de Daltrey suena elegante y poderosa‖. 337

  En vivo desaparece la poca orquestación y los pocos overdubbings que tiene el disco original. Pero el sonido no pierde volumen o presencia. Independientemente del oído o gusto de quien se acerque a Tommy y sus versiones en vivo –pues no se trata de ello- lo cierto es que en directo el grupo parece sonar más fuerte y más compacto. Si podemos escuchar ambas versiones, el álbum de estudio y la presentación en vivo, notaremos que el espíritu sombrío, misterioso que recorre el álbum (notable sobre todo en los coros sin texto), en directo se transforma en una apisonadora sónica –el monstruo

  de cuatro cabezas, como menciona John Alroy. El músculo toma cuerpo por encima de las nociones occidentales que impregnaron la musicalidad desde el Barroco:

  ―No me preocupaban tanto las notas que tocaba, me preocupaba más lo que hacía físicamente, la forma de mis movimientos, porque (…) había estado en grandes escenarios y no se veía nada. Quería que se me viera y poder transmitir una sensación

  de energía.‖ (Pete Townshend)

  Pete Townshend señala con precisión el primer punto necesario para hacer de un concierto de rock algo estimulante: la manifestación visible de la encarnación de la energía. Cuando llega Tommy, los Who se estaban alejando de esa descripción que daba

  Stanley Cohen (1987). 338 La incertidumbre, nerviosismo y crispación de los mods, como señalaba Cohen en las ejecuciones de ―My generation‖, van dando pie a una

  nueva musicalidad. Quizá no tan preocupada en principio por acertar todas las notas,

  337 El crítico John Alroy es quien hace este comentario en http:www.warr.orgwho.html (consultado por última vez el 25 de abril de 2014).

  338 Cfr. punto 4.2.1 Formas culturales y formas sonoras.

  pero sí transformando la sobreexcitación acumulada –el motor del arte autodestructivo- en energía para mantener el tipo durante horas cada noche. Este punto es central en la música de los Who. El tratamiento que le dieron a ―My generation‖ a lo largo de su historia manifiesta certeramente el estado interno del grupo, su intra-física. Si durante su época mod ―My generation‖ era el final de los conciertos, final pirotécnico donde los haya, con la destrucción de guitarras y baterías, con bombas de humos y estruendo, durante la época de Tommy ―My generation‖ se transformará, mutará en un medley de cuarto de hora. Uno puede seguir esta evolución sonora y discográfica con la propia imagen de los Who: Roger Daltrey escenifica mejor que nadie este cambio. Encarnaba a la perfección la energía negativa de los Who, su origen de barrio obrero y su actitud más matona (bully) que chulesca. Su tartamudeo anfetamínico en ―My generation‖ es una actuación que lo dice todo, no deja lugar a dudas. Con la llegada de Tommy, en cambio, Daltrey es alguien nuevo. Se deja crecer el pelo, se desnuda de cintura para arriba (o abre demasiado sus camisas), se convierte en un ser vulnerable, accesible, pero a la vez, montado en la furia sónica que ejecutan Moon, Townshend y Entwistle, se vuelve un dios inexpugnable, un ser fantástico, mitad erótico, mitad mítico. Tommy es la confirmación de la transformación de la oruga (los Who, su imagen, su sonido, su output creativo, sus conciertos, su audiencia, la industria discográfica) en una mariposa.

  Si comparamos el primer álbum de los Who con Tommy, no parecerá a nadie desacertada esta comparación, esta suerte de progresión o evolución que se asemeja a la transformación de una crisálida. Pero cuando comparamos el disco de estudio con el registro grabado de alguna presentación de los años 1969 o 1970, notamos que a la delicada sensibilidad –delicada y sombría, e incluso enfermiza (sick), como se criticaba en su momento a la idea de basar una ópera rock en la experiencia de un imposibilitado- se le antepone la naturaleza física, corporal del rock. En vivo no hay coros sin texto (de Si comparamos el primer álbum de los Who con Tommy, no parecerá a nadie desacertada esta comparación, esta suerte de progresión o evolución que se asemeja a la transformación de una crisálida. Pero cuando comparamos el disco de estudio con el registro grabado de alguna presentación de los años 1969 o 1970, notamos que a la delicada sensibilidad –delicada y sombría, e incluso enfermiza (sick), como se criticaba en su momento a la idea de basar una ópera rock en la experiencia de un imposibilitado- se le antepone la naturaleza física, corporal del rock. En vivo no hay coros sin texto (de

  de Wight, no suena vacía sin los arreglos de viento, coros o pluralidad de guitarras. Y en canciones como ―1921‖, donde un arpegio de piano funciona como introducción, en vivo el bajo toca esa parte, asumiendo su rol de liderato musical.

  En cuanto a la interacción que menciona Murray Lerner al referirse al concierto

  de Wight, Townshend señala que por medio del estilo muscular descubrieron que se podía conducir al público a través de un ritual oratorio. Desde la irrupción del rock‘n‘roll en 1955, por primera vez se logra unir lo que hasta entonces eran dos opuestos, la experiencia sagrada, moral, de la religión, y la experiencia anárquica y

  liberadora del rock. 339

  ―Descubrimos que con Tommy, donde lo que haces es comenzar con rock‘n‘roll duro, y guiar al público hasta el final, donde Roger canta ―Mírame, siénteme…‖, para pasar luego al fragmento ―Al escucharte, obtengo la música‖; lo que ocurría era que el público se daba cuenta de que estaba rezando. Y cuando parabas, tenías la impresión de haber guiado al público a un nuevo nivel de unidad, que superaba el reunirse para oír música subconscientemente. Luego tocabas algo más del rock‘n‘roll del duro, subiendo de

  339 Sobre el final de Tommy: ―La intensidad lleva a un clímax de gozosa celebración, haciendo borrosas las líneas que dividen la experiencia del rock‘n‘roll y la experiencia sagrada de la religión‖ (Grantley y

  Parker, 2010:72). Aunque los autores de esta cita hablan del final del álbum, luego señalan que dicho momento ―nunca ha sido ilustrado más poderosamente que al final del concierto de Woodstock‖ (Ibíd.), cuando además la suerte quiso que el final de Tommy coincidiera con los primeros rayos del amanecer.

  nuevo las apuestas, combinando lo espiritual y lo físico. Dimos con ello por casualidad, pero es algo que, cada vez que tocábamos, ocurría, más allá del lugar o la cantidad del público. Sabíamos que, independientemente del nivel de descontrol [en referencia al caos que reinaba en la isla de Wight], si llegábamos a esa parte del concierto, uniríamos al público.‖ (Pete Townshend)

  El disco de estudio posee el aura mística que Townshend quería darle a su obra,

  de eso no hay dudas, hay pasajes verdaderamente sombríos. En directo, Tommy cobra vida, su cuerpo se hace carne, ya no es etéreo. Ya no hace falta seguir el libreto. Como si la música hubiese dado toda una vuelta sobre sí misma en un siglo: de la autorreferencialidad al mensaje, y del mensaje otra vez a la autorreferencialidad. Al final el poder de la música es ése: es un lenguaje contenido en sí mismo. La historia mesiánica de Tommy, sus referencias a la posguerra, a la juventud, a los abusos, a las drogas, al misticismo, se diluye en vivo. No hace falta saber de qué va Tommy, ni leerse las innumerables entrevistas dadas por su autor. En vivo la música vuelve a ocupar el centro, y la teatralidad de los Who agrega, física, visual y sonoramente, una suerte de armónicos que llenan todos los espacios entre los Who y las audiencias, entre el disco y el directo, entre el rock y la modernidad.

  La diferencia, pues, entre el disco y el directo (siempre desde una arqueología sónica) es –como comentaba Townshend acerca de ir al gimnasio para prepararse- el músculo. Así como la música es una actividad conjunta, relacional y fenomenológica, es también una cuestión muscular, de afinación de los huesos, cartílagos y tendones, propios y colectivos. Tommy, pero podría ser también El barbero de Sevilla o Don Giovanni, tiene un marco de existencia conceptual, el disco (los otros dos casos, la partitura), pero es en su representación donde se encarna el campo de la actividad musical.