La fórmula generadora del álbum The Kinks

8.3.1 La fórmula generadora del álbum The Kinks

  En primer lugar, abundan los covers o versiones: ocho canciones de catorce en el primer LP. Luego hay que destacar la presencia del AR man, el estadounidense Shel Talmy. Él no sólo será fundamental en la producción del sonido del disco (claro punto

  de lucha entre los Kinks y la organización del negocio musical), sino que incidirá sobre el punto anterior, el de los covers y versiones (veremos luego que Talmy usará la misma estrategia con los Who), al introducir en el listado de canciones del primer LP de los Kinks un par de canciones tradicionales arregladas por él, de modo que esto le permitiese obtener algún royalty llegado el supuesto caso en que el disco triunfe. Esto también incidirá en el punto siguiente: el acabado estético del disco, su sonido, será hecho con arreglo a los criterios de la industria musical, habrá presencia casi mayoritaria de músicos de sesión que permitan lograr un sonido lo más musical

  posible. 254 El interés económico generado por unas ventas altas de su tercer sencillo ―You really got me‖ forzarán la apuesta por un álbum o disco de larga duración. 255

  A pesar de la aplicación de la fórmula generadora del disco de rock durante la

  consolidación del beat boom o, simplemente, fórmula generadora del disco de pop, se nota la incorporación de la presencia o efecto beatle en el primer álbum de los Kinks, tanto en su sonido como en su presentación. Partiendo del peso sonoro de las guitarras,

  254 Musical en un sentido que a principios de los 60 podríamos oponer como tradicional frente a la nueva musicalidad que se está gestando a partir del beat boom; en todo caso, un acabado estético que responde

  al oído social de la música pop de principios de los 60: la influencia del Schlock Rock como noción acústico-discográfica.

  Los dos primeros sencillos no tuvieron mayor repercusión, el segundo incluso no entró en listas de ventas, pero el tercero llegará a lo más alto de las listas británicas en la segunda mitad de 1964.

  se percibe el distintivo sonido kink, reconocible en canciones como la rockera ―You really got me‖ –la antonomasia de los riffs a la kink, el cual es sin dudas el proseguir con ese nuevo peso que tienen sónica, estética y simbólicamente las guitarras, pero llevándolas un paso sonoro más allá- o la melódica ―Stop your sobbing‖ –antesala de la vertiente music hall que explotarán a lo largo de toda su carrera. En cuanto a la imagen que proyecta el disco, en la tapa vemos a los Kinks vestidos con chaqueta de caza, todos conjuntados al mejor estilo clean-cut, imagen recurrente del beat boom: un grupo de

  jóvenes apuestos y, lo que diríamos hoy, emperifollados. 256

  Ahora bien, comparando cualquier álbum debut de la primera mitad de la década

  de los sesenta, ninguno es tan ajustado como el Please, please me de los Beatles, llevado a cabo en un solo día (descontando, como hemos visto, las sesiones de los dos discos sencillos que lo precedieron y los cuales fueron incluidos en el álbum). De todas las prácticas de la industria discográfica que a partir de la consolidación de la fórmula generadora del disco de rock se considerarían abusivas y en contra del sentido artístico del disco –entre las que habría que destacar la actitud de la industria hacia el rock y sus músicos- los Kinks, un año después de Please, please me, se beneficiaron al menos de una cosa: sabiendo, después de los Beatles, del potencial alcance de esta música entre los jóvenes y el mercado de consumo que constituyen, los directivos de Pye y en particular Shel Talmy se asegurarán de cubrir un mínimo de calidad, aunque ello represente traer músicos de sesión. Esto último también puede verse en la estela del ―Schlock Rock‖ (Chapple y Garofalo, 1977) o la segunda etapa del rock, el ―rock and roll‖ de 1959 a 1963 (Gillet, 1996), en la que la industria descafeína o lima las asperezas del producto, homogeneizando el sonido en el caso británico –pues en el americano de

  256 Lo cierto es que el look de los Kinks en la tapa es curioso. Vestidos con chaquetas de caza (de la caza del zorro), se asemejan simbólica y estéticamente, trasladándonos al caso español, al vestuario cañí de los

  Locomía, en tanto representación blasfema de lo nacional. Recordemos que Locomía fue un grupo vocal español de de los ochenta y noventa, cuyos integrantes iban vestidos como toreros. Los Kinks vestirían cañí a la británica, podríamos arriesgar, por lo tanto.

  finales de los 50, la cooptación del rock por la industria se traduce en el fenómeno cover, Pat Boone como ejemplo, que, además de practicar un atemperamiento o moderación musical, provocan una desnegrización del rock‘n‘roll para las audiencias

  blancas. 257