Rock y participación colectiva

1.4.3 Rock y participación colectiva

  Si el rock conforma un paisaje sonoro, lo hace de forma cooperativa. Siguiendo con la mini curva a partir nuestros tres álbumes, podemos avanzar un paso más e intentar mirarlos como el efecto de un trabajo conjunto. Es decir, pensar el rock como empresa grupal, que nos permite realizar una sociología de las posiciones dentro del grupo, tanto como una sociología de la posición del grupo respecto al campo en que se encuentra: desde una micropolítica de los Kinks o los Who, en la que podemos analizar las posiciones dentro del grupo y cómo se generan nuevas posiciones dentro de los mismos (el líder, el compositor, el relegado), hasta una etnomusicología de los fenómenos sonoros colectivos (los conciertos de los Beatles, a pesar de ser el epítome

  de la separación entre músicos y audiencias –nomás hay que ver la distancia entre ellos y los asistentes al Shea Stadium, por ejemplo-, sonoramente son la producción atronadora del ruido blanco efecto de las miles de gargantas gritando, sonando por encima de la propia música que tocan los Beatles, transformándola, haciendo de su música un nuevo fenómeno masivo).

  Tendríamos entonces el establecimiento del grupo musical como fórmula o dinámica generadora y como símbolo de las nuevas sonoridades de las cohortes de posguerra. Fórmula generadora de un nuevo tipo de creatividad, basada en las distintas posiciones encarnadas por las individualidades y las relaciones establecidas a partir de dichas posiciones dentro del grupo y hacia fuera del mismo, y basada en las nuevas tecnologías que abren el alcance de la participación o agencia de elementos no-humanos como la electrificación de los instrumentos (aparición del acople o de la distorsión) o el uso de la cinta magentofónica (que permite el uso y reutilización de sonidos).

  La naturaleza colectiva del rock se constituirá en uno de los pilares de las nuevas culturas urbanas, que, como señalaban astutamente desde la escuela de Birmingham, tirarán de estilo como forma de expresión grupal. Desde la industria del entretenimiento el cambio de énfasis también será notable. Como señala David Buxton, ―a partir de la invasión británica en 1964, se hizo poco esfuerzo en promocionar personalidades individuales: en cambio, se presentaba un estilo grupal distintivo que se construía desde la moda. Se reproducían estilos en lugar de personalidades‖ (Buxton, 1990:436). El rock aprovechará esa historia oculta del siglo XX, la de las subculturas basadas en el gamberrismo o dandismo, pero siempre vinculadas a una inquitante estética del estilo,

  magnificada por la prensa. 49 Pete Tonwnshend copiando los bailes de los mods resume mejor que nada la astucia o sapiencia del rock: a diferencia del rock‘n‘roll de los

  cincuenta –en el que se promocionaban estrellas y no conjuntos- el rock de los sesenta se hará desde sujetos socializados en las modas y estilos adscritos al rock‘n‘roll o al jazz, y situarán a esas culturas del ocio y la expresión de estilo que conllevan en el centro de una cultura rock colectiva.

  49 ―Hooligans y Apaches [bandas juveniles, británica una, francesa la otra, marginales, delictivas y hechas notoriamente públicas por la prensa sensacionalista a principios del siglo XX] fueron heraldos de la

  relación simbiótica entre medios de comunicación (mass media) y juventud‖ (Savage, 2007:35).