Rock y modernidad

1.4.4 Rock y modernidad

  El último punto o pregunta atañe a la relación que el rock mantendrá con el arte, el mercado de consumo y de expresión. Podríamos situar esta pregunta en el marco de la obra de Raymond Williams y la preocupación sociológica (americana y británica) sobre los desarrollos actuales –en su momento- de la prensa moderna, el cine y las transmisiones (brodcasting) (Williams, 1981:16). Se trata de una sociología de la cultura preocupada por el impacto de los desarrollos tecnológicos en el plano cultural, y que es antesala del pensamiento actual en la relación cuerpo-tecnología, mediando además la cultura.

  En este punto, el campo del rock (Bourdieu y los campos de producción cultural) y el mundo del rock (Becker y los mundos del arte, o Richard Peterson y la perspectiva

  de la producción de la cultura) son los marcos sociológicos para un estudio de la dimensión artística del rock y su capacidad objetivadora. Desde el caso de los Kinks y Ray Davies, con su manifiesta perplejidad ante la vida moderna –ante las clases sociales (―Well repsected man‖, 1965, ―Dead end street‖, 1966), ante la sexualidad y género (―See my friends‖, 1965, ―Lola‖, 1970), o ante la misma industria discográfica (―The moneygoround‖, ―Denmark Street, ambas de 1970)‖-, hasta el caso de los Who y su Tommy (1969) como objetivación de la vida contemporánea (la posguerra, los maltratos, los abusos, la incapacidad de expresión, o los ídolos de masas), tenemos una serie de objetos sonoros que se han construido con criterios artísticos, persiguiendo diversos grados de reconocimiento, y que poseen en mayor o menor medida una capacidad de objetivación histórica y cuyo impacto y efectos, citando de nuevo a Regev, nos llevan a pensar que ―a través de su materialidad como sonido […] funcionan en última instancia de la producción de la cultura) son los marcos sociológicos para un estudio de la dimensión artística del rock y su capacidad objetivadora. Desde el caso de los Kinks y Ray Davies, con su manifiesta perplejidad ante la vida moderna –ante las clases sociales (―Well repsected man‖, 1965, ―Dead end street‖, 1966), ante la sexualidad y género (―See my friends‖, 1965, ―Lola‖, 1970), o ante la misma industria discográfica (―The moneygoround‖, ―Denmark Street, ambas de 1970)‖-, hasta el caso de los Who y su Tommy (1969) como objetivación de la vida contemporánea (la posguerra, los maltratos, los abusos, la incapacidad de expresión, o los ídolos de masas), tenemos una serie de objetos sonoros que se han construido con criterios artísticos, persiguiendo diversos grados de reconocimiento, y que poseen en mayor o menor medida una capacidad de objetivación histórica y cuyo impacto y efectos, citando de nuevo a Regev, nos llevan a pensar que ―a través de su materialidad como sonido […] funcionan en última instancia